Martes, 07 de Enero 2025
Entretenimiento | El actor regresa a Guadalajara para ofrecer dos funciones de 'Made in México'

Rafael Inclán, incrédulo ente el ego

Con más de cuatro décadas de carrera y 74 años de vida, el histrión regresa a Guadalajara para ofrecer dos funciones de 'Made in México'

Por: EL INFORMADOR

Rafael Inclán. 'Si no perdí los pies de la tierra con aquella época de las películas, ya no los perdí nunca'. EL INFORMADOR / ARCHIVO

Rafael Inclán. 'Si no perdí los pies de la tierra con aquella época de las películas, ya no los perdí nunca'. EL INFORMADOR / ARCHIVO

GUADALAJARA, JALISCO (01/MAY/2015).- “No hay que creerse todo lo que dicen de uno”, asegura Rafael Inclán, el actor mexicano que recientemente fue galardonado con “Cuatrocientas voces”, reconocimiento que le rinde homenaje a los más de 40 años de trayectoria que lo han posicionado en el teatro, televisión y cine.

El intérprete nacido en Mérida destaca que el ego no es una característica que lo determine como actor, pero tampoco se deja intimidar cuando las críticas negativas hacen acto de presencia. Él sólo se dedica a hacer lo que más le gusta: dar vida a personajes que rompen con la monotonía, que se acercan a la realidad y que pueden llegar a ser totalmente diferentes a él.

Rozando las siete décadas de vida, Inclán reflexiona sobre el constante aprendizaje que la duela teatral y los foros de grabación en cine y televisión le dejan en cada que uno de los proyectos que tocan a su puerta, pues si algo procura es no dejarse llevar por aquellos personajes que no atribuirán nada diferente a su carrera.

Justo cuando concluyó su participación en el melodrama “Mi corazón es tuyo”, el actor retomó el sendero teatral para continuar con la gira de “Made in México”, montaje dirigido por Manuel Sánchez, y con el que Rafael Inclán recalca su pasión por las artes escénicas y su ferviente orgullo de ser mexicano.

Compartiendo guión junto con Juan Ferrara, Patricia Reyes Spindola y Azela Robinson, el actor que dio vida a “Goyo” en el filme “Nicotina” puntualiza que proyectos como “Made in México”, que logran rebasar las 750 funciones, son muestra de que aún existen personajes capaces de sorprenderlo y mantenerlo activo en el aprendizaje de lo que su profesión implica.

Por eso se entregó a la ingenuidad y esperanza de “El Negro”, personaje que sueña con dar un vuelco de bienestar a su vida radicando en Estados Unidos, hipnotizado por la incredulidad de que será un camino fácil y que el éxito que arropó a su cuñado (Juan Ferrara) será el mismo que lo cobije.

“‘En 'Made in México’ es estrujante ver cómo una mujer defiende su posición de quedarse en su tierra, le vaya cómo le vaya. Aquí es el ser humano el que está expuesto; así como la coyuntura de poder tener una vida mejor o creer que se puede tenerla”, subraya Inclán al manifestar las diferencias que existen entre él y “El Negro”, pues a diferencia del hambre de salir de su país, Inclán se declara nacionalista; sólo sale por cuestiones de trabajo y por cortos periodos: “Yo no tengo mucha similitud, mi personaje quiere irse, y aunque no conoce Estados Unidos, cree que puede vivir como su hermano y su cuñado. “El Negro” cree que puede alcanzar ese nivel, pero no es fácil”.

Equilibrio perfecto

Si bien la popularidad de Rafael Inclán despuntó gracias al cine y las telenovelas, ha sido en el teatro donde el actor también encontró una plataforma que lo lleva al extremo de la perfección y la capacidad de dominar los demonios escénicos de la desconcentración, el nerviosismo y la crítica.

“El teatro te exige cuidarte físicamente, no distraerte. Lo más difícil de estar en una obra que tiene tantas representaciones es  mantenerse fresco, natural, que parezca que está sucediendo en ese momento. El teatro es inmediato y eso es lo difícil”.

El actor, que nutre a su trayectoria con más de 100 películas y docenas de telenovelas, asegura que el teatro no es la máxima prueba de fuego para conocer el potencial de un intérprete, pues las fortalezas y virtudes se aprenden sobre la marcha sin importar el formato que se elija.

“El actor demuestra de qué está hecho en todos los géneros que pueda abarcar. En el caso del teatro esto es inmediato, se acabó la función y a lo tuyo, pero también tiene destellos de soberbia y eso lo tiene todo el mundo en lo que sea que trabajes”, puntualiza Inclán al asegurar que pese a que él ha explorado todos los escenarios y foros, se mantiene pegado al suelo con la intención de seguir aprendiendo.

“Mi posición es ser actor y durante muchos años sólo he hecho lo que me gusta. Si no perdí los pies de la tierra con aquella época de las películas, ya no los perdí nunca. (A los halagos) hay que darles una valoración personal. Si son muchos hay que creer el 60% y gozarlos, pero también con las críticas (negativas) uno dice ¡Ah, caray! voy a ver si es cierto, todo depende de quién viene, como en la vida. Tampoco soy gente que es mucho más famosa. El teatro me ha servido para tener esa disciplina para saber que no pasa, que se acaba la función y sigues con tu vida”.

Añade que otro reto del actor en teatro es saber recibir la respuesta del público, pues el ánimo de los asistentes puede hacer tambalear hasta el intérprete más experimentado: “El aprendizaje nunca se acaba y para la función de mañana tienes que estar prevenido para saber cómo estará la gente, cuánta cantidad va, cómo responde. No puedes aflojar en ninguna función, sobre todo cuando ya estableciste un ritmo con tu personaje. Con la comedia es difícil porque no en todas las funciones el público responde igual, no se ríen de la misma manera”.

De momento, Rafael Inclán estará concentrado en “Made in México”, sin descartar un par de propuestas pendientes para cine y televisión.

“Made in México”, /dos únicas funciones el 6 de mayo a las 19:30 y 21:30 horas, en el Teatro Diana. Boletos desde los 250 pesos.

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