Pancho Rodríguez y la mejor versión de nosotros mismos

GUADALAJARA, JALISCO (13/ENE/2012).- Pancho Rodríguez es un tipo anormal. De esos que caminan la ciudad de Guadalajara pero que se enredan en diferentes lenguajes para poder  crear.

Cineasta por convicción propia. Forma parte del singular y divertido grupo Los Bomberos y fue uno de los directores de Llamando a un Ángel, película que vio la luz en el marco del Festival Internacional de Cine en Guadalajara. Después de esto, cuenta en entrevista, no ha dejado de trabajar, en proyectos propios y en ajenos.

Aboga por el cine clásico mexicano para promover la educación, y vislumbra un 2012 con afanes refrescantes porque el ser humano lo necesita, sobre todo en nuestro país.

“¿Qué hacer, Pancho?”, le pregunto: “Contar las historias que también forman parte de este México, que puedan motivar a más y contagiar un movimiento donde lo principal sea dar una mejor versión de nosotros y, por consiguiente, de nuestra casa, nuestro trabajo, nuestra comunidad”.

—Dijeron que 2012 era el fin del mundo: ¿de verdad se irá a acabar?

—Yo creo que le estamos colmando la paciencia al mundo, más bien. Y que nos la están colmando a nosotros quienes controlan el mundo. Me parece que más bien será un año donde tendremos que hacer hasta lo imposible por cambiarlo, por lograr una mejor versión de nosotros y del mismo. Creo que el mundo en el que vivimos tiene que acabarse para construir uno al menos más justo.

—Tú eres un fan de la colonia Americana, ¿dónde andas ahora? ¿De qué barrios eres fan? Que Guadalajara los tiene muy bonitos.

—Sigo viviendo en la Americana, sobre Chapultepec. Mis barrios preferidos son Santa Teresita y Analco, son lugares donde he vivido o donde podría vivir. La Capilla de Jesús me llama la atención desde hace tiempo, pero no he conseguido el espacio que me gusta. Creo que la ciudad, además de barrios encantadores, tiene esquinas o calles inolvidables, ideales para instalarse y darle rienda suelta a la imaginación, de preferencia con un parque enfrente.

—Músico bombero, actor, guionista y director de cine, ¿para qué complicarte la vida tanto y de esa manera?

—Por inquieto. Porque me aburro pronto. No puedo estar sólo con un proyecto porque le entrego tanta energía que al terminar me desgasta y necesito crear o voltear a otra disciplina. Nunca abandono por completo a ninguna, pero sí hay momentos donde estoy al 100 con una o varias a la vez.

—Vimos “Llamando a un Ángel” y nos encantaría saber y ver más de ti. ¿Qué planeas?

—Desde Llamando a un Ángel he coescrito dos largometrajes y escrito cuatro más. No todos han sido para que yo dirija; mis proyectos están en proceso de corrección, o descansando para que pasen por las armas de una nueva revisión. Otros están en la búsqueda de financiamiento. No se ha parado de trabajar ni de crecer. Crecen las expectativas, crecen los presupuestos y crecen los problemas. Pero uno jamás deja de insistir.

—Muy bien. En estos momentos, en que todo es emergente, importante y súper grave, ¿para qué sirve el arte?

—Para recordarnos quiénes fuimos antes de volver todo emergente, importante y super grave. Es el antídoto para la realidad. No para evadir, para sentir y para soñar.

—Los mejores directores de este país...

—Pues depende de los gustos. En mi caso, desde Sólo con tu pareja, Cuarón es con quien puedo identificarme más, todos sus trabajos me gustan y motivan. Obviamente Del Toro por la cercanía y por la disciplina y la creación de mitologías. Luis Estrada, Ernesto Contreras y... muchos más. Es una respuesta complicada. Seguramente hay mucha gente nueva de quienes no he visto su trabajo, sin duda alguna.

—Y del mundo...

—Los Coen siempre serán mis primeros en la lista. Scorsese, Allen, Jeunet, Ozon, Campanella. Creo que una carrera puede darte esa distinción. Hay realizadores de una sola cinta o que hasta el momento llevan un par de estupendas obras pero yo no los consideraría como los mejores. Soy muy clásico en mis gustos y seguramente habrá mil personas que no estén de acuerdo conmigo.

—¿Hay cine mexicano o fue un mito y lo soñamos?

—Hay cine, hay espectadores, falta permanencia en los cines. Sin exhibición no hay industria. Cine mexicano sí hay; industria, no.

—Descríbenos, con esa pluma tuya que todo lo toca, un día perfecto en nuestra ciudad (con edificios incluidos y todo). Supongamos que es nuestro día libre y no hay que ir a trabajar, ¿va?

—Despertarse temprano y dar una agradable caminata por la colonia Moderna, con rumbo a la estación del ferrocarril, para desayunar con Las Coraje un caldo de res. Irse al Agua Azul en compañía de un buen libro

—Si tuvieras que armar una campaña de cultura barrial y cine en las colonias ¿qué nos pondrías a ver? Imprescindibles.

—Cine mexicano clásico, de ese que aunque lo pasen en la televisión, es necesario verlo en la pantalla grande. Cuando falleció Cantinflas se exhibieron algunas películas en el extinto Cine Avenida, en la Calzada Independencia. Vi Ahí está el detalle, la película me la sabía de memoria, pero escuchar las risas del público, que también ya se la sabía, y en ese ambiente, fue mágico. Y los nuevos clásicos mexicanos. Antes de pasar al cine argentino, al cubano, al español, creo que sería interesante sensibilizar de nuevo al espectador con las cintas que crecieron, para crear la costumbre de nuevamente ir a sentarse en una plaza pública. En el programa estaría desde directores como Rodríguez, Gabaldón, Gout, Fernández, Crevenna, M. Delgado, hasta Buñuel, Alcoriza, pasando por Ripstein  lo más representativo de 30 años a la fecha.

—Tus ciudades universales, del mundo mundial.

—Buenos Aires, Nueva York y París.

—¿Qué tan importante es la literatura para la música?

—Para mí, todas las artes van ligadas y se nutren unas de otras. Todos mis amigos músicos son buenos lectores, quizás leen más que algunos de mis amigos escritores. Más allá de que una lírica efectiva surja tras un contacto muy cercano con la lectura, creo que, así como algunos podemos escuchar música y a partir de ahí escribir, sensibilizados por el arte musical, algunos pueden componer tras leer.

—Bien. ¿Quién sí para la silla presidencial?

—No sé, quisiera que esto fuera más al estilo de las películas del Perro Estrada.

—En 2011 hubo primavera árabe, indignados en Madrid y de Madrid al mundo y no al cielo y Cohen se regodeaba con Lorca y todos junto con él. Entonces 2012... será...

— Sin duda, de movimientos sociales y artísticos que dejarán huella. Estamos cansados de seguir patrones que no conducen a nada. Siento que algo va a explotar, que habrá sorpresivos giros en el orden de las cosas, en la forma de crear, de manifestarnos. Quiero creerlo, nos hace falta una buena refrescada. Sobre todo aquí, en México, en Guadalajara.

—¿Chivas o Atlas? ¿Real Madrid o Barcelona?

—No me gusta el futbol (risas) pero por lo que escucho a mis amigos, el que rifa es el Barcelona.

—El Patio de tu casa es México: ¿cómo está, y qué vas a hacer?

—Quisiera que tuviera más plantitas y menos solares para tender la ropa que a veces ni en casa se lava. ¿Qué haré? Lo que me corresponde como ciudadano y como creador, contar las historias que también forman parte de este México, que puedan motivar a más y contagiar un movimiento donde lo principal sea dar una mejor versión de nosotros, y por consiguiente de nuestra casa, nuestro trabajo, nuestra comunidad. Un efecto dominó.

—¿Explotar? ¿Amar? ¿Cantar? ¿Correr? ¿Sufrir? ¿Votar? ¿Qué hacer para seguir adelante?

—Proyectar y realizar.  

Dolores Tapia