Padilha se muestra crítico

ALEMANIA.- El director brasileño Jose Padilha, que el año pasado obtuvo el Oso de Oro de la Berlinale con Tropa de Élite, ha regresado al festival con el documental Garapa, que aborda el drama del hambre, un tragedia que sostiene que se puede solucionar si se ponen medidas para ello.

“Si aún hay hambre en el mundo es porque así lo elegimos. No hay ninguna ley natural que determine que haya gente que deba pasar hambre. Es un drama que tiene solución”, explicó el director.

Garapa, que toma su nombre de una bebida compuesta por agua y azúcar que miles de niños malnutridos beben en Brasil a falta de leche, acompaña a tres familias del noreste del país, que viven en empobrecidas zonas rurales o en marginales barrios urbanos.

Según estudios de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), harían falta 30 mil millones de dólares al año para paliar el hambre en el mundo.

“Puede parecer una cifra alta, pero no lo es si lo comparas con los 1,5 billones de dólares que se dedican anualmente a la compra de armas”, indicó Padilha.

El director entró en contacto hace cinco años con la crónica carestía de alimentos en el noreste de Brasil a través de un amigo involucrado en organizaciones no gubernamentales y decidió denunciar esa tragedia desde una perspectiva “emocional” más que intelectual.

Así, la cámara acompaña en su día a día a tres familias más que numerosas en las que lo máximo que pueden esperar los pequeños de la casa, los días que hay suerte, es un vaso de leche y un cuenco de arroz con alubias. Cualquier alimento adicional es un lujo. “Se calcula que en Brasil unos once millones de personas viven en esa situación de falta de alimentos permanente, en la que sólo comen los días que tienen algo. En todo el mundo son 920 millones”, dijo.

Garapa se gestó al mismo tiempo que Tropa de Elite pero el éxito de crítica y público de la segunda garantizó el interés por este impecable documental, rodado en blanco y negro, que se estrenó el miércoles, en la sección de Panorama, con una sala abarrotada.

El cineasta alabó el programa Hambre cero del Gobierno brasileño que proporciona alimentos a familias sin recursos pero añadió que en casos extremos como los que retrata su trabajo esas ayudas "no les alcanzan para subsistir".