Viernes, 22 de Noviembre 2024
Entretenimiento | Su carrera comenzó con el modelaje

Nací vedette y moriré vedette: Wanda Seux

La actriz fue criada bajo el signo de sirios-libaneses y eso marcó su existencia

Por: SUN

CIUDAD DE MÉXICO.- Wanda Seux fue criada bajo el signo de sirios-libaneses y eso marcó su existencia. “Desde muy pequeña yo ya estaba dada en matrimonio”.

“Wanda Seux a los dos años lo pusieron en un pesebre y a esa edad siente que el aplauso le es grato al oído, le es grato a su ego”.

Posteriormente a los 11 años de ellas, le llaman para participar en un desfile de modas para jovencitas. “Empiezo a modelar en Orán, provincia de Salta, de donde es el famoso Atahualpa Yupanqui”.

Su camino en el modelaje la lleva al siguiente nivel. “A los 18 años empiezo a obtener reinados; sigo con los aplausos. De allí me traslado a Buenos Aires, y llego para bailar árabe en el restaurante más exclusivo de la ciudad”.

Su madre es la artífice de su vida y “Ella siempre me dijo: ‘Yo te he educado para triunfar no para amar’. Es un lema que siempre he tenido yo”.

“Hice mucho dinero y lo disfrutó mi santa madre; yo era la maquinita de hacer dinero, yo no disfruté nada. Ella me crió para ser una máquina de hacer dinero”.

El triunfo llega solo. “Todos me decían la Bomba de Oro”; el calendario marca 1974.

El amor la persigue, pese a que huye de él. “Cuando se viene mi papá a alcanzarme, llega con él un amigo suyo, un millonario del norte. Se viene detrás mío... porque desde chica me dijeron tú te vas a casar con fulano. Tenía 23 años”, comenta Wanda.

Viaja a Venezuela, gracias a que la ven y la invitan a realizar una gira a México, “porque querían cambiar el concepto de la vedette; ya no querían ser una mujer como de caricatura, buenonas, sino otra cosa”.

La seleccionan y hace una prueba, se queda y su destino cambia. De ser bailarina muta a vedette.

Seux mira al infinito, habla con las manos. “Sí, nací vedette y moriré vedette”.

Siempre trabajó. “El árabe te cría a ti para que seas autosuficiente. Te dicen ellos: ‘Aunque tengamos dinero, todas las torres pueden venirse abajo y hay que estar preparados’”.

“Debuto en el 74 con Nélida Lobato y Zulma Faiad recién desempacada de México; ya había venido dos veces, una de luna de miel y la segunda a turistear”.

Le gustó México, pregunto y ella ataja, más que México, su gente, la nobleza, la lealtad, cómo te reciben.

Wanda Amanda Seux Ramírez tiene sangre inglesa, francesa, alemana; todo en ella tiene un sabor diferente, incluso la tragedia toma un cariz distinto.

“Ha habido días que me he quedado sin comer. Todo lo di a los demás”.

Ahora mismo tiene 40 perros que cuida y mantiene y quiere probar la popularidad para cambiar este país.

“Le digo a la virgencita de Guadalupe: yo no quiero de nuevo la fama para mí, yo quiero la fama para ganar dinero y como Laura Bozzo abrir comedores; ahora le brindo un aplauso al gobierno de México por abrir esos lugares donde comes por 10 pesos yo he ido a comer allí”.

Pero el amor por esta tierra se le mete hasta el tuétano, y hay un culpable. “Mi primer gran amor de toda la vida, un presidenciable, fue Enrique Jackson, él me enseñó a amar este país. Él me enseñó a amar. Me llevó a pueblitos, recónditos, a la sierra, a las grandes ciudades”.

Una vez que Wanda habla, parece un torrente que no para. Al final queda en el ambiente una certeza: Wanda Seux se desmarca de otras colegas suyas —quienes también nadan debajo de la cresta de la vida— gracias a su dignidad inquebrantable.

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