Morelia respira a través del cine y su festival

MORELIA, MICHOACÁN (17/OCT/2011).- La amabilidad está allí. La sonrisa siempre dispuesta y la disposición de ayudar también. Pero aun con su mejor cara durante el Festival de Morelia, los habitantes de la capital de Michoacán no olvidan lo que ha sido para ellos un año muy complicado, lleno de más sombras que de luces.

El tema de la violencia no sale fácil de la boca de ningún moreliano, es una de esas cosas que se saben pero “no se dice”. Mejor hablar de futbol y el paso de Los Monarcas o de que el huracán Jova casi no le pegó a la ciudad. “Puro chipi chipi”, dice un taxista, evidentemente decepcionado de la falta de lluvia. Sin embargo, a veces el lenguaje no verbal es todavía más elocuente. Calles repletas de policías municipales y estatales, patrullas que pasan cada cinco minutos por las arterias principales y miembros del Ejército apostados por la carretera en los principales accesos. Más vale prevenir, dirían algunos, que lamentar.

La seguridad está más presente en el discurso de los políticos ahora, que al festival le ha tocado coincidir con un año electoral. El maestro Leonel Godoy, gobernador del Estado, ofreció un extenso discurso en la inauguración del certamen donde no le quedó más que admitir que Michoacán ha sufrido cuatro años salpicados de malas noticias y sabe que los dos años que le restan de sexenio los va a tener que dedicar a cambiar la percepción de inseguridad que enfrenta la ciudad capital y todos sus municipios.

A diferencia de otras regiones del país, este esfuerzo, al menos en Morelia, no va a depender solamente de aplicar la fuerza contra “los brutos”, como llaman las autoridades de este Estado a los delincuentes.

La vida cultural de Michoacán ha seguido bien viva pese a todos los problemas que ha enfrentado su sociedad, y el mejor ejemplo lo pone su festival, al que le toca lanzar una luz desde la pantalla a lo que han sido cuatro años entre sombras.

JFGR