Martes, 08 de Octubre 2024
Entretenimiento | La relación entre Cupido San Valentín

Mitología e Historia

Las diferencias entre ambos personajes a través de la historia son abismales, sin punto de comparación, pero ambas honran el amor

Por: EL INFORMADOR

He aquí los personajes que engalanan el 14 de febrero año con año. Llegaron a este mundo para tejer la historia de miles de enamorados entre la fábula y el mito, y desde luego la fe en el amor, ese que existe entre dos y es un privilegio por el que vale arriesgar hasta la vida, por desgarrador que parezca.

Cupido anda flechando corazones sin distinción, mientras que a San Valentín se encomiendan los amores imposibles, esos de telenovela. Desde hace mucho tiempo y hasta la actualidad son figuras representativas del amor.

El que aparece primero en el tiempo es Cupido. En la mitología romana es el dios del amor, no del amor fraternal, del que va con deseo. Es representado como un niño alado, armado con arco y flechas, también se le puede ver en algunas ilustraciones disparando flechas con los ojos vendados como símbolo de la ceguera que produce el amor.

Es hijo de Venus y de Marte, dioses del amor y la guerra respectivamente, por lo que a Cupido le toca ser el dios de los enamorados, la mezcla perfecta entre la guerra y el amor de dos.

Las flechas que lanza significan deseos, emociones y amor, Cupido dispara a dioses y humanos por igual provocando que se enamoren profundamente al toque de sus encantos.

Amor prohibido


Cupido aún siendo dios, también fue tocado por la tragedia al enamorarse de Psique. La historia de amor tuvo su origen cuando al Olimpo llegaron los rumores de la belleza de una muchacha llamada Psique. Venus, quien hasta entonces era considerada la representación femenina más hermosa, se sintió celosa por la aparición de una mujer que llamara tanto la atención y le ordenó a Cupido castigarla. Pero al ir a cumplir con su encomienda se enamoró profundamente de ella y no pudo efectuar las órdenes de su madre. La tomó como esposa y la llevó lejos para que Venus no supiera más de ella.

Ella mortal y él un dios. Se casaron, aunque con condiciones bastante extrañas pues ella tenía prohibido verlo. Cupido, para conservar su verdadera identidad oculta, le hizo prometer que aceptara esa condición de no verle jamás y Psique aceptó.

Durante el día, su soledad guiaba su mente hasta crear fantasías acerca del verdadero motivo por el que su marido le ocultaba su rostro. Pensó que era a causa de alguna deformidad o que era extremadamente feo y temía ser rechazado.

Por las noches, sus dudas se disipaban al disfrutar plenamente de su enamorado. Al cabo de un tiempo, la belleza de su palacio no fue suficiente para compensar su soledad y Cupido, al ver su tristeza, le permitió que sus hermanas fueran a visitarle.

Sus hermanas, insistentes, sembraron dudas en Psique y la convencieron de ver a Cupido. Tan pronto como ella lo vio, Cupido la castigó abandonándola. Su castillo y sus jardines desaparecieron. Psique se encontró sola en un campo abierto sin señales de nadie, ni de Cupido. Desesperada buscando a su amor, fue hasta el templo de Venus. Deseosa de destruirla, la diosa le dio una serie de condiciones y pruebas, cada una más difícil y peligrosa que la anterior.

Como última instrucción, le había dado una pequeña caja, y le había dicho que la llevara al mundo submarino. Tenía que llevar un poco de belleza a Proserpina, la esposa de Plutón. Durante su viaje, le fueron dados consejos para burlar los peligros, Psique estaba advertida de que no debía abrirla, pero la tentación la venció y abrió la caja. Y en lugar de encontrar belleza, encontró un profundo sueño que parecía la muerte.

Cupido encontró a su esposa en el suelo. Retiró el sueño mortal de su cuerpo y lo puso de nuevo en la caja. Cupido la perdonó, al igual que Venus. Los dioses, conmovidos por el amor de Psique hacia Cupido, la convirtieron en una diosa.

Hoy en día, Cupido y sus flechas se han convertido en el más popular de los símbolos del amor, y el amor es frecuentemente simbolizado como dos corazones atravesados por una flecha: la flecha de Cupido.

Enlace a costa de la vida


En la fe católica quien lleva la batuta en el día de los enamorados es, sin lugar a dudas, San Valentín. La historia de Valentín tiene su origen en un acontecimiento ocurrido en la segunda mitad del siglo III, en la ciudad de Terni, a 75 kilómetros de Roma.

El Imperio Romano, gobernado en la altura por Claudius II, estaba envuelto en diversas campañas militares, principalmente sangrientas, lo que provocó que fuera difícil reclutar soldados para las legiones romanas.
Los hombres jóvenes no querían alistarse en el ejército porque tenían mujeres e hijos. En respuesta, el emperador ordenó y decretó que los jóvenes tuvieran prohibidas las relaciones amorosas o el matrimonio.

Valentín, obispo de Terni, hizo caso omiso al decreto del emperador y continuó casando a los jóvenes apasionados. Él era de la opinión que el hombre no tenía derecho de separar a dos personas que estaban ya unidos por el amor.

Al saber esto, el emperador ordenó la decapitación del obispo Valentín, hecho que ocurrió el 14 de Febrero del año 270. Para 498, el Papa Gelasius canonizó a Valentín por su abnegación en pro de la fe y del amor.
Durante la Edad Media, se convirtió en uno de los santos más populares en Inglaterra y Francia. Otros países adoptaron este día como feriado, como es el caso de Inglaterra que lo hace feriado desde el siglo VII, mientras que el caso de Estados Unidos data desde el año 1700.

La Iglesia Católica hace referencia a dos Valentines, ambos mártires en manos de los paganos. El otro Valentín tiene su historia a mediados del siglo II d.C.

Este segundo Valentín se reusó a abdicar de la fe cristiana que profesaba, y por eso fue preso por los romanos; cuenta la historia que los niños pequeños escribían cartas de amor y las tiraban por la ventana de su celda.

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