Miguel Ríos reflexiona sobre la nueva industria sonora

CIUDAD MÉXICO (09/OCT/2011).- Uno de los íconos del rock en español se despide de los escenarios para dar paso a las nuevas propuestas de música. Así lo decidió Miguel Ríos, quien actualmente realiza su gira del adiós, y que planea despedirse de su público mexicano a finales de este mes.

El cantautor español comentó que el rock contemporáneo ha modificado su esencia, al convertirse de cierta forma en una propuesta más pop que una forma de protesta, una emisión del sentir y del pensar colectivo, tal cual vivió en la época en la que apareció en el panorama musical de hispanoamérica.

La pregunta de muchos de sus seguidores fue qué le llevo a tomar la decisión de concluir su carrera sobre los escenarios, una respuesta que al músico no le cuesta compartir. “Yo creo que el disco va a desaparecer en muy poco tiempo y no estoy dentro del mundo de internet y sus formas de producción. Es una de las cosas que me han convencido para darme cuenta de que mi oficio no es como era antes. Para no travestirme y no meterme en mundos donde a esta edad no me encuentro cómodo, eso ha contribuido un poco. Con el tiempo la biología me va a ir pasando factura y no quiero que la gente vaya a verme por lo que fui en algún momento, y no por lo que soy”.

— ¿Qué hará ahora?

— Enfrente hay una vida que va a seguir siendo muy rica en aventuras, pero en este caso menos populista o popular que en otros años, con cosas más personales. Tiene que ver con el aprendizaje, la literatura, con el día a día.

— ¿Cuál es la visión que tiene del rock contemporáneo?

— El rock la está pasando muy mal, primero porque se está “popeizando” de alguna forma. Está entrando en el lado más blando pero no es porque quiera, sino porque la gente ante todo también quiere comer y se ha dado cuenta de que no hay emisoras que pongan discos actuales de rock en su pura esencia.

Yo creo que los chicos también están intentando acomodarse un poco a lo que les pide la sociedad, la industria se convierte en portavoz de la sociedad. La gente joven durante algunos años se “aburguesó”, se acomodó a abrazar el lema “no hay futuro, pero sin rebelión”. Eso se refleja en el rock, espero que ahora en esta crisis de incierto futuro en el primer mundo reactive un poco la propuesta y la actitud cívica de la sociedad y reivindique sus derechos.

— En un ambiente coyuntural ¿dónde surge su música? ¿Cuál fue la mayor dificultad a la se enfrentó?

— Lo más importante fue, al principio de todo, sonar natural en castellano dentro de los parámetros musicales del rock, y luego el verter dentro de esas melodías la actualidad y la defensa del hecho de ser joven en países que imperaban, en los años del franquismo, poner en valor el hecho de que la juventud tenía una forma y derecho de expresar sus sentimientos y su forma de entender la vida. Estilísticamente he seguido un poco mirando a la Meca del Rock: Inglaterra y Estados Unidos. La edificación moral siempre ha sido la búsqueda de la raíz de los problemas que había alrededor mío.

— Recientemente firmó un tratado en contra de la reducción del gasto público a la educación en España.

— Estamos viviendo una situación bastante paradójica y es que estamos bajo la tutela de gente que no ha sido elegida en las urnas por nosotros. Eufemísticamente se llaman mercados y son los que están dictando el devenir de sociedades que en realidad no tiene nada que ver con lo que ellos son. Lo que está en peligro realmente es la educación y la sanidad, algunos logros sociales que ya se habían ganado en España hace algunos lustros y no estamos dispuestos a que esto pase para afectar a una sociedad entera, con necesidades que defienden como su derecho ciudadano.