''Mi obra ha sido comparada con la de Shakespeare'': Tarantino

CIUDAD DE MÉXICO (04/FEB/2013).- Fue en el programa (delicioso, imperdible) ''The Graham Norton Show'' donde el director de cine estadounidense Quentin Tarantino se comparó con William Shakespeare.

Lo dijo así como al pasar, pero lo dijo. Cuando el incombustible Graham Norton le preguntó si conocía a ''Lady Macbeth'', el factótum de ''Tiempos violentos'', ''Kill Bill'' y la reciente ''Django'' sin cadenas, entre otros filmes que definen muchos de los colores de la cultura contemporánea, al menos en esta parte del planeta, pidió que el personaje de la tragedia shakespearana sea llamado ''Esa señora escocesa''.

Hacía de ese modo alusión a una superstición que en el cine y en el teatro impide nombrar a ''Lady Macbeth'', porque presuntamente da mala suerte.

Luego y antes de que el otro invitado, James McAvoy comenzara a hablar de “su” ''Macbeth'', la obra que presentará en el West End londinense, del 9 de febrero hasta el 27 de abril, Tarantino dijo sin sonrojarse que muchas veces sus películas habían sido comparadas con William Shakespeare.

La aseveración, no obstante, no sonó grandilocuente ni pretenciosa. Por el contrario, quedó “tarantinesca”, en un programa cuyo elenco completó el humorista Alan Davies y que tuvo un carácter eminentemente masculino, salvo por el toque distintivo que le dio la impresionante Emile Sandé, quien cantó hacia final del ''show''.

Todo transcurrió como en una mesa de cuatro amigos en que los invitados bebieron cerveza, salvo por Quentin, quien optó por el vino y que contó, para horror de los presentes y de los espectadores, la vez que estranguló a la actriz Diane Kruger.

Fue durante el rodaje de ''Inglorious basterds'' (''Bastardos sin gloria''), cuando el director “cansado de las escenas falsas de estrangulamientos que ha mostrado el cine a lo largo de toda su historia”, según dijo, decidió tomar manos a la obra y le dijo a la actriz que iba a estrangularla “sólo una vez, de verdad, pero sólo una vez y que iba a parar a tiempo”.

Increíblemente, la Kruger, que en el filme protagonizado por Brad Pitt y Christoph Waltz encarna a la actriz alemana ''Bridget Von Hammersmark'' dijo que sí, se acostó en el piso y ahí va el loco de Tarantino y sus manazas a cargarse el cuello de la bella rubia.

“Sólo confiaba en mí y yo quería que esa escena fuera extraordinaria”, se excusó Quentin ante un auditorio, entre ellos el mismísimo Graham Norton, que lo miraba perplejo.

Como para demostrar lo mucho que se compenetra con todas las situaciones de sus filmes, el cineasta texano de 49 años se puso a bailar como lo hicieran John Travolta y Uma Thurman en ''Pulp Fiction'', protagonizando una escena delirante que luego derivó en uno de los videos más vistos en Youtube.

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Apenas se quita las cadenas

Para la segunda semana de exhibición ''Django sin cadenas''  había recaudado siete millones 729 mil pesos en taquilla. Se trata de un filme que se estrenó casi a la par de las producciones más atractivas para llevarse el Oscar en su edición de 2013, por lo que la competencia ha sido dura.

Más allá de sus resultados en asistencia, esta película de Quentin Tarantino, en el marco del anuncio de su retiro como director, al menos hasta que filme su décimo largometraje según ha dicho, ha sido tomada con algunas reservas por sus seguidores y, sobre todo, por quienes califican su trabajo.

Una mirada general: “Cualquier otro intento de hablar a favor queda chico frente a un filme que se defiende por sí mismo con la misma rapidez con que su protagonista desenfunda y da en el blanco”, asegura la crítica en Argentina (en diarios como ''La Voz''), por ejemplo, aunque en otras partes del mundo, como España (''El País'', ''El Mundo''), varios rotativos, y sus críticos, se han referido este trabajo de Tarantino, por lo menos, como repetitivo.

En esta ciudad, durante las primeras proyecciones de este trabajo, los seguidores de Tarantino justificaron el estilo ya conocido del director, mientras que otros nuevos espectadores se quejaron del exceso de violencia y lo largo de su trama, según un sondeo a la salida de las salas donde se proyecta ''Django sin cadenas''.