Más cinéfilos

Las empresas exhibidoras viven días de optimismo. El espectador no se aleja de la taquilla y prefiere el cine a otros espectáculos ¿causa?: El precio de ingreso competitivo. El optimismo tiene un motivo más con el mayor número de producciones realizadas a menor costo a través de sistemas digitales. Esto significa diversidad al gusto de los espectadores.

A la fecha, ya funcionan cien salas con sistema digital en el país. De esta forma ya no se requieren inversiones millonarias en la filmación y volumen –copiado- que significaba alta erogación para los productores y limitaba aspiraciones de muchos jóvenes para realizar su película, de corto o largo metraje.

Lo preocupante es la piratería, paralelamente extendida en la exhibición doméstica, aunque no igualada por la satisfacción y hasta conciencia colectiva generada en una sala profesional, además de los recursos técnicos, de sonido entre otros, para provocar la emoción inigualable de la sala cinematográfica.

Los grandes estudios cinematográficos están migrando al sistema digital rápidamente. Las impresionantes aportaciones de la tecnología impactan con la manipulación de imágenes y audio en tiempo mínimo; donde las pruebas y modificaciones cobran realidad inmediata y amplifican las posibilidades creativas.

El Arte Industrial del Cine ha incursionado en la era digital desde al principio de su Segundo Centenario y lo hace con la determinación de empresarios audaces en sus áreas de producción, distribución y exhibición, innovando al ritmo de la era contemporánea.

Esto representa, adicionalmente, nuevas y portentosas oportunidades para millares de jóvenes sensibilizados en las aulas y despojados de la frustración que fueron los elevados costos de producción cinematográfica. Una probadita de este nuevo sentimiento optimista del cine la tuvimos en el Festival Cinematográfico de Guadalajara.

En buena hora nos toca presenciar un renacimiento más del cine, como imitación de la vida, aplicando nuevas herramientas e insumos para su difusión cultural a la altura y convencimiento que prodiga la globalización.

Dios nos guarde de la discordia.
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