Margarita Sanz, tras el proyecto perfecto

GUADALAJARA, JALISCO (29/ENE/2015).- Con toda una vida dedicada al teatro, el cine y la televisión, Margarita Sanz ha labrado una carrera que pocos pueden presumir, su versatilidad le ha permitido realizar cualquier personaje y cualquier situación, prueba de ello, el trabajo que promociona en “Las oscuras primaveras”, cinta que se estrena el jueves en los cines nacionales.

Sin embargo, Margarita encuentra una insatisfacción en la televisión de hoy en día, de ahí que ya no ha vuelto a trabajar en ella desde que grabó “Montecristo” en 2006, Sanz explica que los melodramas no pueden seguir contando lo mismo de siempre cuando hay temáticas socialmente más importantes que deben ser más interesantes para la audiencia.

“No participo desde hace años en telenovelas y sé que me hace falta porque lo noto, es importante tener esa promoción personal  y no lo he hecho y ha sido ambivalente la situación en mí, por un lado sí resiento hacer televisión porque sí me gusta, pero es que me ofrecen cosas que no me interesan. No tiene el personaje el protagonismo que yo estoy  buscando y yo no quiero acabar  mi carrera haciendo de la maceta de ornamento en alguna telenovela y apoyando a los actores jóvenes, que qué bueno que existan, yo les doy la bienvenida, pero yo no voy a hacer una maceta”.

Señala que ya es tiempo de acabar con los personajes buenos y malos, pues la humanidad tiene una gama de sentimientos que van de los más mezquinos a los más puros, y que es deber de la televisión actual representarlo. “Necesitamos contenidos más inteligentes, cuando era más joven a lo mejor era más tolerante para hacer ese tipo de historias, pero me está faltado paciencia para hacer estas historias otra vez y otra vez... Quiero hacer una mujer inteligente, trabajadora, propositiva y no una mujer que basa su felicidad en el marido o en el hijo, tal vez tenga que regresar más adelante y aceptar ciertas cosas, pero tengo mucha inquietud al respecto”.

Una mujer camaleónica

En “Las oscuras primaveras”, Margarita da vida a “María”, una mujer convenenciera e insatisfecha con la vida, ella es la amiga y vecina de “Flora” (Cecilia Suárez), cuyo matrimonio con “Igor” ( José María Yazpik) está unido por la convivencia diaria y no por el amor.

“Mi personaje participó poco, yo disfruté de todas maneras, a veces iba aunque no me llamaran a ver qué andaban haciendo, me gusta trabajar con Cecilia, actriz consciente de su trabajo, comprometida, honesta, muy amable, y las dos logramos compenetrarnos en la relación que tenían ‘María’ y ‘Flora’, teníamos que llegar a conclusiones de una manera rápida”.

Lejos de retratar a su personaje como maternal, prefirió abordarlo como alguien muy gris. “Mi personaje es una mujer bastante insatisfecha, sin mucha plenitud, es de esas mujeres grises que ya se acostumbró a vivir así, su foco de atención es estar viendo la vida de los demás y no enfocarse en lo que a ella le hace falta”.

Sanz se dice una actriz versátil, explica que hay actores que se representan a sí mismos y les funciona, pero ella prefiere dejarse llevar por los personajes que le impliquen retos y transformaciones. “Yo me he empeñado en eso, yo siempre he querido ser distinta y he tratado de que me den personajes diferentes unos a otros, tratar de convencer a los productores de que confíen en mí y que no me den siempre lo mismo, aunque no creas, después de ‘Amor en silencio’,  todos los demás me pedían que hiciera de loca en una obra o telenovela, o la agresiva”.

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No le gustan los homenajes

A propósito de que se acerca el Festival Internacional de Cine en Guadalajara ( FICG), donde se entrega el premio Mayahuel de Plata a los actores con gran trayectoria, Margarita dice no gustarle estos homenajes y que no se siente con la carrera cinematográfica necesaria para recibir un galardón de este tipo.

“No me gustan los homenajes, hay personas que lo merecen mucho más, yo he hecho menos cine que muchos de mis colegas, he tenido la fortuna de participar en buenas películas y con buenos actores que lo que han hecho por mí es educarme y enseñarme, nada que ver con el teatro que fue donde yo me crié”.