Lunes, 25 de Noviembre 2024
Entretenimiento | Su regalo personal para Stevie Wonder

Macy Gray graba su versión de ''Talking Book''

Producido por Hal Wilner, este Talking Book no es un trabajo de covers, sino la reinterpretación de una intérprete sensible e inteligente

Por: EL INFORMADOR

CIUDAD DE MÉXICO (20/MAR/2013).- A 40 años del lanzamiento de un disco icónico en la carrera del enorme Stevie Wonder, Talking Book, la no menos talentosa cantante Macy Gray decidió homenajearlo de un modo singular regrabando el álbum completito.

De más está decir lo bien que suenan en su garganta prodigiosos clásicos como “You Are The Sunshine Of My Live” y “Superstition”, entre otros.

Se trata de lo que Gray ha calificado como “mi regalo personal” a Wonder, por todo lo que de él ha aprendido y las transformaciones que los temas compuestos por el artista nacido en Michigan en 1950 produjeron en su exitosa carrera profesional.

Producido por Hal Wilner, este Talking Book del tercer milenio (el disco salió en 1972 con el sello de la Motown Records) no es un trabajo de covers, sino la reinterpretación de una intérprete sensible e inteligente, que recorre las 10 canciones con un sentido propio y fantástico, a puro corazón, a todita voz prístina.

Soul del 2013, rock de los ’70 y algo de funk son algunas de las texturas que hacen de este disco una verdadera joya, aquel homenaje a un grande por otra artista inmensa.

Una cantante demasiado alta
Nacida hace 45 años en Canton, Ohio, Macy Gray fue siempre singular. Demasiado alta, de cabeza y pies grandes como ella misma suele describirse, desde pequeña sintió que no encajaba en ningún ambiente.

Sin embargo, es la suma de singularidades lo que la ha convertido en una artista única, extraordinaria.

Debutó en 1999  con el álbum On How Life Is y desde entonces se ha mantenido en los márgenes de la cultura pop, con la salida de otros cinco álbumes y roles pequeños en películas como Training Day y Spider Man.

Dice trabajar de acuerdo a sus instintos, no ser precisamente un genio del marketing, sin por ello estar ajena a la ansiedad del éxito. Como Lauryn Hill, por citar a otra artista que surgió como una estrella para luego perder brillo y luego permanecer muy lejos de los primeros planos musicales, no falta quien asegure que el mejor tiempo de Macy Gray es el pasado.

Aunque ella no lo ve así, por supuesto. Admite haber tenido algunas decepciones profesionales, pero a la vez se considera una artista afortunada que siempre ha podido hacer lo que quiere.

Gray tiene tres hijos de su matrimonio con el agente hipotecario Tracy Hinds, de quien se divorció en 1998 y hasta la fecha sigue soltera, aunque con novio de entrada por salida.

La hija de un profesor de matemáticas que se crió en una barriada obrera de Ohio obrero estudió escritura de guiones en California “sólo para estar cerca de donde se hacen las películas” y este año su amor por el cine se ve compensado con el papel más grande hasta la fecha: su trabajo en The paperboy, junto a Nicole Kidman, Zach Efron y John Cusack.

“Interpreto a Anita, la criada de la familia, que narra la película. Definitivamente es un gran paso para mí. Trabajar con Nicole Kidman me enseñó que incluso alguien tan exitoso como ella todavía aprende cada día”, afirma.

Le gusta jugar al póker, una afición para la que dice haber cultivado una técnica propia que no comparte, es una de las tantas cantantes que en los Estados Unidos se olvidó la letra del Himno Nacional durante un acto público y fue compañera de clase del mismísimo Marilyn Manson, por entonces un ignoto chico alto llamado Brian Warner.

Se viste de un modo particular y reconocible, motivada por el deseo irrenunciable de “exaltar la individualidad”. Es una gran aficionada a la moda, al punto de estar planeando tener su propia línea de ropa, una tarea para la que no ha encontrado todavía el tiempo necesario.

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