Luis Felipe Tovar, un “ladrón” de talentos

GUADALAJARA, JALISCO (30/MAR/2012).- ¿Qué tienen en común la ciudad de Guadalajara y Coyoacán? Que son lugares donde Luis Felipe Tovar se siente bien. Por eso también, ese artista da gusto verlo por estos rumbos en donde ha trabajado con directores como Pancho Rodríguez (Llamando a un Ángel) y Marco Barajas (Issy, cortometraje). “Siempre que voy a Guadalajara me robo a alguien, soy un ‘robador’ de talento, he trabajado con Lalo España, Andrés Montiel, Sherlyn, Rodolfo Guzmán, gente que he invitado a trabajar conmigo y gente que me ha invitado”.

A Tovar le gusta la birria, las carnes en su jugo, las ahogadas y hasta se sabe que su novia es tapatía, su novia que también es actriz y ya entrados en materia actoral le pregunto: ¿Actuar para qué? y el responde serio con esa voz carrasposa: “Para vivir, y además, yo no actúo. Yo no sé actuar, no puedo entender esa palabra”. El poblano piensa que las cosas de la actuación no se desvinculan de quién eres en la vida. Quizá, y sólo quizá, a eso refiere cuando habla de “no saber actuar”.

Luis Felipe se ha hecho acreedor a tres premios Ariele, uno de ellos por su trabajo en El callejón de los milagros. Es director de una escuela de actuación en el Distrito Federal y un hombre al que le gusta hablar de sus experiencias. Colabora con Azteca en diversos proyectos, uno de ellos como jurado en la serie Soy tu doble y en la serie de época Claro de Luna que será dirigida por José Rendón. Ha trabajado en más de 50 películas.

Se le recuerda por su participación en la pantalla chica y grande, para muestra Cilantro y perejil en 1996; Santitos en el año 1998, filme protagonizado por Dolores Heredia, o la famosa Todo el poder, en el año 1999. Hay quienes dicen que Luis Felipe pasó a ser parte del imaginario colectivo luego de la exitosa novela Los Sánchez.

Entre risas comenta, que “uno se da cuenta de que se es exitoso, cuado en tu vida haces lo que te da la gana”. Tiene dos hijos, muchas ganas de seguir trabajando con creativos y en este 2012 participa en la filmación de la película Potosí la opera prima de Alfredo Castruita en la que participan también Jesús Ochoa y Mario Zaragoza.

— Contar historias, ¿para qué?

— Un cuento empieza cuando alguien dice “Había una vez...”, a mí me gusta mucho platicar. Mi papá era un excelente conversador (...) no nos podía llevar al cine porque no había mucho dinero. Entonces se iba él y nos platicaba la película con todos sus detalles. Y todo va ligado. Mi abuela Agustina hacía ropa y siempre estaba inventando cosas.

Te voy a contar una historia de la vida, no del cine ni del teatro. Yo amaba Tom Sawyer, y no me gustaba ir a la escuela. Convencí a un amigo para escaparme de casa como Tom Sawyer, me iba de pinta, me gustaba nadar. Yo quería reproducir la literatura. Los lunes durante muchos años nunca fui a la escuela. En Puebla, no sé por qué, los lunes había matiné con tres funciones, pues yo me iba al cine.

— ¿Cuál es la pertinencia de los festivales de cine hoy en día?

— En México hay grandes festivales, el de Morelia, el FICG es un festival enorme y maravilloso. Me siento muy cómodo ahí y más esta edición que acaba de pasar donde me tocó compartir con Gabriel Retes (con quien trabajó en El Bulto), que es alguien definitivo en mi vida, es como mi padre, es mi amigo, mi compañero. Estuve en la presentación de su libro. A mí me gusta mucho ir a Guadalajara, me siento tan cómodo como en Coyoacán.

— El Patio de tu Casa es México. ¿cómo está ese Patio?

— Un poco sucio, se tiene que hacer una gran labor y no con los que mandan. A mí no me gusta que mi casa esté mugrosa. Me cuesta vincular mi persona con lo que sucede en la política, pero veo que no hay líderes y lo peor de todo es que así como yo, hay muchos. Nos hace falta mucha tranquilidad. Somos decidiosos en México, pa’ qué tanto brinco estando el suelo tan parejo.

— Si pudieras armar una campaña de sensibilización exprés ¿qué harías?

— Me pondría a trabajar en pro de la educación.