Viernes, 29 de Noviembre 2024
Entretenimiento | La lucha por una sombra y el ambulantaje

Los tapatíos le ponen color a The Killers

Los alrededores del Estadio 3 de marzo se llenan de estampas previas al arranque del concierto de la banda nativa de Las Vegas

Por: EL INFORMADOR

El estadio de la Universidad Autónoma de Guadalajara, a la espera de que arranque el concierto de The Killers. ESPECIAL /

El estadio de la Universidad Autónoma de Guadalajara, a la espera de que arranque el concierto de The Killers. ESPECIAL /

GUADALAJARA, JALISCO (12/ABR/2013).- Viernes 12 de abril. Avenida Patria se convierte en un río de automóviles. Por su corriente vehicular transitan, con una desesperante lentitud, armatostes de modelo atrasado y bólidos que recién salieron de la fábrica. Unos descontinuados, otros que apenas se conocen en el mercado. Pero cuando se trata de tráfico, el pudiente y el humilde sufren igual. Lado a lado, la diferencia de modelos y precio poco importa cuando ambos, el viejo y el nuevo, el impecable y el abollado, están atorados en un embotelladero. ¿Quién tiene la culpa? The Killers. The Killers es el culpable.

"¡Qué calorón!", exclama Carlos, antes de darle un prolongado sorbo a la limonada que recién acaba de comprar. Está sentado a un costado del acceso principal de la Universidad Autónoma de Guadalajara, a la espera de que arranque el concierto. Y vaya que va a esperar. Son las 16:30 horas y el show comenzará hasta las 20:00. "¿Quién me manda a ser tan puntual?", expresa, reconociéndose una virtud que de repente se convirtió en defecto. "No pensé que fuera a hacer tanto, pero tanto Sol", reitera. Carlos supuso que, como el jueves y el miércoles pasado, una fina capa de nubes obstaculizaría el paso de los rayos del Astro Rey. Pero no. Se siente como en un microondas. Cuando se termina la limonada, abandona el vaso en el suelo, y ni siquiera los lentes negros pueden disimular su expresión de hastío. No nació para soportar las altas temperaturas ¿El calentamiento global? ¿El efecto invernadero? Los culpables de esta sensación son The Killers.

Entre fanáticos te veas

Lo único que compite con la larga fila de automotores sobre Patria, es la larga fila de público que hay para acceder al Estadio. Son las 16:40. En la fila hay público de El Salvador, de Argentina, de Colombia y claro, tapatíos. Los locales son mayoría, como siempre, pero no los únicos. Los acentos son distintos, el gusto por la banda es idéntico. Las sonrisas nerviosas del público, por la emoción, contrastan con las sonrisas nerviosas de los vendedores ambulantes y revendedores, por la tensión.

Y es que mientras que otros espacios de Guadalajara y Zapopan se han convertido en verdaderos mercados y tianguis al aire libre, donde comerciantes fuera de regla campan a sus anchas (como el Centro de ambas ciudades), en los alrededores del Estadio 3 de Marzo brillaron por su ausencia los vendedores de chacharas, camisas, bufandas, gorros, llaveros, tazas, coliges, cadenitas y cualquier cosa referente a The Killers.

Un fuerte operativo hizo que los vendedores de este tipo de mercancía y revendedores de boletos disimularan al máximo su actividad, ofreciendo tímidamente sus productos, que cargaban en una mochila, procurando que ningún inspector los viera.

Unos fanáticos salvadoreños se encuentran a un grupo de comerciantes ilegales que, disimuladamente, se colocaron a un costado del acceso principal de la Autónoma, justo detrás de la gasolinera. Los comerciantes piratas utilizaron una carriola como "depósito" de camisetas con el nombre de The Killers. Y sí, traían a una niña en la carriola, pero negocios es negocios.

A los salvadoreños lo del operativo los tiene sin cuidado. Ellos quieren una camisa de recuerdo. No atravesaron la mitad de Centroamérica y México para llevarse el boleto como único souvenir del concierto. Son dos hombres y una chica para quienes todo en Guadalajara es nuevo. Se extrañan de no ver venta de mercancía de su banda favorita en los alrededores del Estadio, así que toparse con los comerciantes les resulta providencial.

"¿En negro más chiquita, la tiene?", pregunta la fanática salvadoreña a la vendedora.  La joven observa la mercancía, y no se convence con lo que ve. Algo en las letras de "The Killers" no le gusta. Dice que la "K" está chueca. Tampoco la talla parece convencerla. "¿Esta es L?, pesé que sería más chiquita. ¿O será que yo soy muy chiquita?", agrega la chica, con su peculiar acento salvadoreño, que los vendedores ambulantes insisten, parecen de Costa Rica.

Tras 15 eternos minutos, los fanáticos de El Salvador se llevan dos camisas negras y una blanca. "Diviértanse", dicen los vendedores. A los 10 minutos regresan por más camisas, "de una vez, ya que estamos aquí".

Las horas pasan, y conforme de aproxima la hora del concierto, avenida Patria deja de ser un río para volverse un verdadero océano de autos, que se tienen que pedir permiso unos a otros para avanzar unos milímetros. El Sol se va hundiendo en el horizonte, y el vaso que dejó Carlos en el suelo se queda allí, como mudo testigo del día que los revendedores de boletos y vendedores ambulantes tuvieron un día. Por culpa de The Killers.

EL INFORMADOR / FRANCISCO GONZÁLEZ

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