Los sonidos que marcaron un año

GUADALAJARA, JALISCO (31/DIC/2013).- El fin de 2013 llegó, y con él, el infaltable recuento de los mejores discos. Los doce meses que terminan dejan como resultado a algunas viejas glorias que reverdecieron sus laureles, y otros nuevos talentos dejaron una huella honda en el firmamento sonoro. Melodías que se quedan en el alma, y letras que se convierten en el himno de la fiesta, el amor, la soledad, y ¿por qué no? hasta de una generación.

Para los expertos, “hoy” es la época donde es más fácil hacer un disco. Lo difícil es hacer un material que se quede en la mente de los escuchas. Al público le llegan las propuestas más variopintas y el mercado parece tener espacio para cada una. Un mundo de sonidos se abre ante los oídos de los melómanos. Esto es lo que el 2013 nos dejó.

Daft Punk se reinventa

“Random Access Memories”

Daft Punk es de lo mejor que ha exportado Francia. El dueto de música electrónica se reinventó con este disco. Sin romper con su estilo, lograron explorar nuevas tonadas. Constituido con un sonido tan electrónico como “funky”, a veces disco, con invitados especiales por todos lados, y coros que taladran suavemente la mente hasta quedarse en ella (“Get Lucky”, por ejemplo).

David Bowie, como siempre

“The Nex Day”

Dentro del halo de misterio que rodea a David Bowie en los últimos años (no le gusta aparecer en público ni dar entrevistas), hay algo que sí se puede constatar: sigue haciendo música, y la hace bastante bien.

Con una base de rock suave sobre la que construye caminos sonoros, la placa se convierte en un material de fácil digestión para los incondicionales del cantante, pero también en un gancho atractivo para los nuevos fanáticos.

Vampire Weekend, más que moda

“Modern Vampires of the City”

¿Gusta un buen vaso de sonido? Mezcle rock, pop, punk y un toque de electrónica. Sirva caliente en un recipiente de acetato. Esa es la receta para Vampire Weekend, banda neoyorquina que con “Modern Vampires of the City” confirman que no son moda, y que llegaron para escribir su propia historia. Con “Diane Young” como single de lanzamiento, la agrupación demuestra que no es necesario casarse con un género para ofrecer un disco memorable, y demuestra que son lo mejor que le ha pasado a los vampiros desde que se acabó “Crepúsculo”.

Kanye, sin medias tintas

“Yeezus”

Kanye West es al hip hop lo que el América al futbol. O lo aman o lo aborrecen, no hay medias tintas. Y lo cierto es que con Yeezus demostró que no todo está dicho en el género, y mucho menos en su carrera.

Agresivo, sensual y portentoso por momentos, West entrega un disco memorable, que no se opaca con los títulos absurdos que le puso a los temas (“I am a God” y “BLKKK SKKKN HEAD”), ni con su carácter tan pintoresco.

Lo mejor de Bunbury

“Palosanto”

De acuerdo con los lectores de el diario español “El País”, este fue el disco del año. Según los fans de Enrique Bunbury, también. El nativo de Zaragoza califica a la placa como un disco coral, y lo cierto es que no se encierra en un solo estilo. Aquí se escucha al mejor Bunbury, alejado de homenajes a otros intérpretes y compromisos comerciales; está más cercano a su interminable búsqueda por nuevos sonidos. Una placa que busca reconciliarlo con su pasado y a la vez, abrirle un corredor al futuro.

Beyoncé, arriesgada

“Beyoncé”

Apareció en diciembre, pero es lo suficientemente bueno para hacerse un lugar en la lista de lo mejor de este año. El disco homónimo de Beyoncé es un homenaje al R&B y pop más comercial, pero bien pensado. No hay nada desechable en una placa (allí están “Drunk in love” y “Heaven”, como joyas) que muestra el titánico progreso de una cantante que comenzó experimentando en el hip hop y que ahora marca el paso en el género que ella desee.

Black Sabbath y su regreso

“13”

Luego de años de peleas, separaciones y silencio, Black Sabbath volvió y el engendro que nació de este regreso es “13”, el mejor disco de metal del año, y quien sabe si el testamento sonoro más hermoso que puso haber creado la banda.  Épico, fúnebre, oscuro. Heavy Metal para puristas, hecho por los pioneros del género, con un Ozzy Osbourne, Tony Iommi y GeezerButler que suenan tan potentes como hace 40 años, cuando le quitaron la inocencia al rock.

The Arctic Monkeys, consagrados

“AM”

Para muchos críticos, “AM” el disco que consagra a The Arctic Monkeys como una banda que es capaz de evolucionar más allá del relumbrón inicial que lograron con “Suck it and see” y “Humbug”. La banda no se guarda nada en esta producción y entrega un disco sonoramente redondo, donde el pop y el rock anglosajón se dan la mano. Pegadizo, desenfadado, con buenos riffs y melodías bien estructuradas.

The Queens vuelven

“...Like Clockwork”

Luego de seis años de silencio, The Queens of the Stone Age regresan y lo hacen con un disco llamado a ser leyenda, y del que se podría hacer hasta una película por todo lo que sucedió detrás de su creación (Josh Homme, líder de la banda, casi muere en una cirugía).

La placa se levanta por su rock portentoso y las colaboraciones brillantes de Elton John Trent, Reznor, Alex Turner y Dave Grohl, que volvió a tomar las baquetas.

Pearl Jam, sigue

“Lightning Bolt”

Pearl Jam no lleva prisa por hacer discos. Y mientras a la banda de Seattle les sigan quedando como “Lightning Bolt”, no hay problema.

Los ¿últimos? hijos del grunge, comandados por Eddie Vedder vuelven con un disco que destila rock y nada más que rock por todos lados. La furia generacional que los distinguió en sus inicios sigue allí, pero también las reflexiones de un grupo que lo ha visto y padecido todo. Y ha sobrevivido.