Los anteojos de Baskerville

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) llega a sus 70 años como una de las instituciones culturales más sólidas del país y en medio de una fuerte polémica generada por la tensión entre el aprovechamiento y la conservación del patrimonio cultural. Parece mentira que estemos en este punto, habiendo una gran cantidad de disposiciones normativas protectoras del patrimonio cultural, lo cual demuestra que el problema no es normativo, sino de voluntad política.

Existe un código ético mundial para el turismo que promueve valores éticos comunes encaminados a desarrollar un turismo responsable. Además, México es parte de la Convención UNESCO sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, cuyo objetivo es garantizar su protección, conservación y valoración. En ese sentido, está obligado a adoptar una política general encaminada a atribuir al patrimonio cultural y natural una función en la vida colectiva. Existe también la Convención UNESCO para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, orientada a proteger y promover el patrimonio intangible, así como la Convención UNESCO sobre la Protección y la Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales, que tiene como objetivo crear condiciones para que las culturas puedan prosperar y mantener interacciones libremente de forma provechosa. Dentro de los documentos que ha elaborado la UNESCO se encuentran las fichas técnicas para la identificación y promoción de itinerarios culturales de manera sostenible. En este recuento normativo no podemos dejar de lado la Agenda 21 para el Turismo y la Cultura, elaborada en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, que establece la planeación del futuro a través de acciones sustentables.

A nivel nacional tenemos la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos y su reglamento, que protege el patrimonio cultural del país y sanciona su alteración y daño. Existe también la Ley General de Asentamientos Humanos, en cuyas disposiciones prevé el mantenimiento del equilibrio ecológico y la preservación de los centros de población con sus valores históricos y culturales, además de la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, que establece la preservación y restauración del equilibrio ecológico y la protección del patrimonio natural. La Ley General de Bienes Nacionales es otro de los ordenamientos sobre la protección, conservación, restauración y recuperación de los monumentos arqueológicos artísticos e históricos. Pero por si fuera poco, existe también la ley que crea al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), cuya misión es investigar, conservar y difundir el patrimonio cultural de México. Prevé el mantenimiento de los sitios arqueológicos y la restauración de los monumentos históricos. Asimismo, la ley que crea al Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBA), que protege el patrimonio artístico. En el terreno del turismo está la Ley Federal de Turismo, que programa la actividad turística del país con el objetivo de elevar el nivel económico, social y cultural de los mexicanos. Con todo este entramado normativo, es lamentable que el INAH esté anunciando un paro general de labores en su aniversario número 70 para el próximo jueves, en las 111 zonas arqueológicas del país, los 109 museos, sus escuelas y bibliotecas, en protesta por el proyecto "Resplandor Teotihuacano". Y razón no le falta, si consideramos que hay más leyes que voluntad política para desarrollar un turismo cultural sustentable, donde el patrimonio cultural sea el motor y no el combustible del desarrollo.