Viernes, 22 de Noviembre 2024
Entretenimiento | Carlos Lara G.

Los Anteojos de Baskerville

La pobreza legislativa del PAN, PRI y PRD

Por: EL INFORMADOR

Se acercan las elecciones para renovar el Congreso de la Unión y los partidos exhiben su pobreza legislativa en materia de cultura. En las plataformas registradas ante el Instituto Federal Electoral (IFE), el Partido Acción Nacional (PAN) registró la plataforma más pobre de su historia, no solo porque no rebasa los siete renglones, sino por confusa y limitada. Propone una "Ley de Fomento al Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural para que mediante mecanismos fiscales y mecenazgos se apoye con recursos públicos y privados a los artistas, creadores e investigadores". Mezcla dos temas en uno, pues el apoyo a los creadores es tema de una ley general de cultura (por cierto, olvida que en anteriores plataformas ya ha propuesto una ley de esta naturaleza). En cuanto a la "Ley de Fomento al Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural con mecanismos fiscales y mecenazgo" es materia de otro orden, que necesariamente trastocaría la Ley sobre Monumentos (cosa que no menciona). Además, en propuestas anteriores,el PAN ha planteado el tema del mecenazgo por separado (plataforma legislativa 1994-1997). Propone también "mecanismos fiscales", sin considerar el Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU), que sus mismos legisladores han aprobado, mismo que desaparecerá precisamente los mecanismos fiscales de apoyo a la cultura establecidos en la Ley del Impuesto Sobre la Renta (ISR).

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) presenta la misma plataforma cultural que encabezó en su momento Roberto Madrazo. Propone "evaluar y actualizar el marco legal del sector cultural y promover una política de Estado en materia de cultura". Resulta ambigua, pues no dice si mediante una ley reglamentaria en general, o bien mediante leyes específicas. Plantea crear una política de Estado en materia de cultura, cuando, de alguna manera, existe una política cultural. En todo caso, debe señalar hacia dónde quiere orientarla. Propone redefinir y precisar el ámbito de competencias del Conaculta, pero no indica si mediante una Secretaría de Cultura, un organismo constitucional autónomo o bien si solo quiere dar al Consejo un estatus jurídico en una ley. Habla de "garantizar que todo ciudadano tenga acceso a archivos, bibliotecas, bancos de datos y museos…" y olvida que con la reciente aprobación de la reforma constitucional que reconoce el derecho de acceso a la cultura, los bienes y servicios culturales que presta el Estado se garantizarán mediante programas específicos. Finalmente, propone "dar seguimiento al capítulo del TLC, referente a las industrias culturales", una propuesta tímida y limitada, pues no entra al fondo del tema, qué quiere decir "dar seguimiento" y, en todo caso, para qué, si los legisladores no pueden modificar tratados; eso es materia del Presidente de la República y para ello existe un procedimiento.

El Partido de la Revolución Democrática (PRD) es el más desorientado. Propone reformar lo ya reformado por la presente legislatura, "reformar la Constitución a fin de establecer el compromiso del Estado en materia de cultura, incorporando disposiciones que garanticen el derecho a la cultura y el acceso a sus fuentes". Dicha reforma ya fue aprobada por la Cámara de Diputados, por el Senado de la República y por 17 legislaturas estatales, solo falta anunciar su entrada en vigor. Otra propuesta es "instituir un órgano de Estado dotado de autonomía, patrimonio propio y autoridad pública, con amplia participación de los actores y usuarios, con carácter democrático y federativo que coordine la política cultural del país". Si alguien sabe qué es esto, que diga, porque lo único claro es que descarta una Secretaría de Cultura. En fin, que en materia cultural estos partidos dan pena, pues una de las acciones legislativas más importantes de la actual legislatura federal, la que faculta a los diputados a legislar en materia de cultura, brinda ya la posibilidad de plantear temas a la altura de los tiempos que corren: economías creativas, derechos de autor, nuevas tecnologías, turismo cultural sustentable y un régimen fiscal para la cultura. Sin duda, temas de largo alcance y la miopía electoral no deja ver más allá del 5 de julio.

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