López Tarso deja huella en el Diana

GUADALAJARA, JALISCO (22/ENE/2013).- La tercera llamada retumba en el Teatro Diana en cuanto el reloj marca las 19:05 horas. Es la primera función de cuatro que tendrá El cartero en Guadalajara.

La obra, condimentada con la poesía de Pablo Neruda, convocó a un público heterogéneo. Los maduros, con el cabello cano o la carencia de el, sonrientes, listos para deleitarse con el guión basado en los textos de Skármeta. También estaban los adultos contemporáneos, esos a los que les cuesta trabajo apagar el celular cuando entran a una obra, y que conocen a Erick Elías y a Livia Brito, los dos protagonistas "jóvenes" de la puesta en escena, porque los vieron en la televisión. No faltaron las y los fanáticos irredentos de Helena Rojo, la reina de la pantalla chica, una de las últimas divas de los melodramas.

Pero en el fondo, la marea humana que atiborró el Diana la noche de este martes, estaba allí por un hombre: Ignacio López Tarso, leyenda viviente de los escenarios mexicanos.

"Se ve que va a estar buena", le comentó Jorge a Daniel. Los dos, fanáticos del teatro, reconocieron que la puesta en escena era un manjar en la cartelera tapatía. Como ellos, cientos retaron al tráfico del Centro para asistir a El cartero.

Con 100 representaciones a cuestas, cumplidas justamente en la primera función, se esperaba que la obra funcionara a la perfección sobre el escenario. Pero no fue así. No por culpa de los actores, que se desenvolvieron de forma impecable en sus diálogos, sino por el sonido.

Veinte minutos después de arrancado, durante una escena donde Helena Rojo y Livia Brito intercambiaban una serie de diálogos, los micrófonos comenzaron a fallar. Por momentos, la obra fue incomprensible. "Qué la paren", expresó Daniel. "Si esto sigue  así, mejor que le pongan subtítulos"., agregó Jorge, bromeando, aunque sin ocultar su enojo. Del otro lado del teatro se escuchó el grito "¡Técnicos!", tratando de llamar la atención de los ingenieros de audios.

Pese a las protestas, silbidos y abucheos ante el problema., Brito y Rojo sacaron adelante su escena, con la entereza que otorga quien conoce el escenario. No fue el último contratiempo que se presentó con el audio en la función, pero si el más grave.

Hubo sin embargo, un hombre que hizo que este detalle se volviera pequeño con el paso de los minutos. López Tarso. A sus 88 años ("y bien vividos, porque 65 han sido actuando", agregaría al final de la función), dominó el escenario desde su aparición hasta su despedida.

Tras 90 minutos de historia, las luces se encendieron. Y entonces el público, ese de todas las edades, que iba por distintas razones al Diana, se rindió ante el ídolo. López Tarso cosechó los aplausos de las gradas. Las Sonrisas. La admiración.

"Salvo el problema con el audio, es una obra que se disfruta, sobre todo su actuación" remató Jorge antes de que su voz se ahogara entre los aplausos y las aclamaciones que se llevó el primer actor al terminar la función. López Tarso había prometido que sería una noche memorable. Al final, lo fue.

Por cierto
Cascada de homenajes
Al final de la función se celebró un doble reconocimiento. El primero, fue la develación  de la placa por las 100 representaciones de ''El cartero'', que fue realizada por Ximena Navarrete, Miss Universo 2010, y el actor tapatío Sergio Goyri.

El segundo fue el anuncio por parte del ex rector de la Universidad de Guadalajara, Raúl Padilla López, de que esa institución le otorgará el doctorado Honoris Causa a Ignacio López Tarso en el marco del próximo Festival Internacional de Cine de Guadalajara, a celebrarse el próximo mes de marzo. La ceremonia para este reconocimiento se llevará a cabo en el Paraninfo de la Universidad de Guadalajara; y el académico dio a conocer que será la primera vez que la distinción recaiga en un actor.

Previo al Honoris Causa, López Tarso recibió un reconocimiento a sus 65 años como actor, a lo que se mostró agradecido el histrión, afirmando que no contempla el retiro.

EL INFORMADOR / FRANCISCO GONZÁLEZ