Martes, 26 de Noviembre 2024
Entretenimiento | Samuel Kishi y Sofía Carrillo, listos para el Ariel

La odisea del cine independiente

Dos jóvenes directores demuestran que es posible cumplir todas las metas en el Séptimo Arte con mucha imaginación y poco presupuesto

Por: EL INFORMADOR

Tanto Samuel Kishi como Sofía Carrillo tienen un futuro brillante dentro del séptimo arte.  /

Tanto Samuel Kishi como Sofía Carrillo tienen un futuro brillante dentro del séptimo arte. /

GUADALAJARA, JALISCO (31/MAY/2012).- Contar una historia que conmueva al espectador. Despertar las emociones de una audiencia congregada ante la pantalla. Caminar entre los titanes del celuloide. Cubrirse de gloria. Grabar sus nombres en letras de oro. Entrar en la Historia. Esos son los sueños de muchos que se aventuran en el Séptimo Arte. Pero son contados quienes los concretan. Entre ellos dos jóvenes egresados de la Universidad de Guadalajara: Sofía Carrillo y Samuel Kishi.

Ambos se encuentran en la antesala de la gloria, luego de ser nominados a los premios Ariel. Carrillo en la categoría de Mejor cortometraje de animación por Prita Noire. Kishi como Mejor cortometraje de ficción por Mari Pepa. Los dos, con estilos muy distintos, aunque con una misma base: pocos recursos, mucho talento.

Tanto Sofía como Samuel encontraron que para levantar sus respectivas producciones tendrían que enfrentarse a falta de recursos, tiempo y personal. A cambio tuvieron la determinació n de contar su historia, ser “muy necios”, disciplinados y hacer equipos pequeños y de gran sacrificio. Una parte lo aprendieron en la escuela. Lo demás, sobre la marcha.

El premio a la perseverancia de ambos directores ha sido figurar en el circuito de festivales nacionales e internacionales en el último año. La sola nominación al Ariel, que se entrega este sábado 2 de junio en la capital del país, es la corona a una labor brillante. A ninguno le obsesiona ganarlo, pero los dos coinciden en que sería la “cereza en el pastel” a un año redondo. Uno donde el cine independiente demostró que “sí se puede” superar toda adversidad.

Antes de su cita con la estatuilla dorada a lo mejor del cine mexicano, ambos directores charlan y dan un decálogo, construido parte en broma y parte en serio, de cómo levantar una producción independiente “contra todo pronóstico” y en el proceso alcanzar el sueño de todo director: vivir del cine y para el cine.

Un futuro brillante

Samuel: “Me encuentro en la preproducción de la secuela de Mari Pepa. Va a ser un largometraje de más de 70 minutos y podría llamarse Yo soy Mari Pepa. Pero antes, el 20 de julio, me voy, porque fui seleccionado para ser parte de Mexicannes (en el marco del Festival Internacional de Cine de Guanajuato), donde  voy a participar en un taller y asesorías al lado de otros directores.

Sofía:
“Estoy trabajando en otro trabajo de animación. Se va a llamar La casa triste, es una historia totalmente diferente a Prita Noire. En ella se narra la vida de las cosas en los hogares, esos objetos que creemos inanimados pero que guardan una gran energía”.


INSTRUCTIVO DE SOBREVIVENCIA

Suerte

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Sofía Carrillo explica que con todos los elementos profesionales a su favor, con Prita Noire también requirió cierta ayuda “divina”: “En el caso de mi proyecto solicité la beca del Imcine, que es de aproximadamente 900 mil pesos a un millón de pesos, que casi te garantiza que te puedas dedicar tú y tus colaboradores al proyecto durante un año”.

La solicitó, sí… pero no la obtuvo. Sin embargo, la cineasta consiguió apoyo estatal, y lo supo capitalizar. “Es una cuestión de suerte enorme que ganes el primer apoyo, y ya después es cuestión de usar el dinero con mucha habilidad, con mucha conciencia, porque es un recurso por el que otros lucharon. No es un juego. Tienes que saber qué hacer con él”.

No perder el objetivo

2 Si no se obtienen los recursos a la primera oportunidad, “no hay que tirar la toalla”. Samuel Kishi grabó durante mucho tiempo bodas y eventos sociales para poder reunir dinero con el cual trabajar. “No era el único y no creo que eso haya desaparecido. Mucha gente se queda en ese punto esperando la oportunidad y pierde el interés. Jamás hay que perder el objetivo ni las metas a cumplir”.

Diseñar un “plan B” o, incluso, un “plan C”

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Hay proyectos que no avanzan y en apariencia jamás lo harán. Muchos directores se casan con una historia y deciden no seguir adelante si no consiguen hacerla evolucionar. Sofía explica que “no hay que quedarse jamás estacionado en un proyecto. Un cosa es ser necio, otra terco,  entender que cuando no van a funcionar, hay que avanzar”.

Tener una historia que contar

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Samuel Kishi recuerda que hay directores que ya con el apoyo, los actores y el equipo conformado, siguen dudando de ¡cómo van a contar su historia! “Hay que tratar de contar las cosas de la manera más honestas, que salga de corazón, y en base a eso comenzar a planear, pero todo esto es antes de comenzar el rodaje, no después”.

Ser honesto con la producción

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Los directores muchas veces tienen que convencer a todo mundo de que están en el proyecto adecuado, sí, pero tampoco hay que engañarlos con metas irreales y recursos que jamás habrá. Sofía Carrillo explica que “los realizadores deben tener mucha responsabilidad de lo que dicen y de la gente que se sube con nosotros a ‘este barco’;  muchas veces no tienes más que tu corazón y la historia que quieres contar”.

Hacer un equipo sólido

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Una vez ganada la confianza del equipo de trabajo, el director no se debe de sentar en un trono inalcanzable. Saber escuchar y ayudar es una base indispensable, anota Kishi. “El equipo de trabajo de verdad tiene que ser gente de mucha confianza, que sea talentosa y pueda aportar, porque el cine es a final de cuentas un arte colectivo”.

“Sin un buen equipo, es imposible hacer cine independiente. Yo estoy agradecido con mis fotógrafos, productores, musicalizadores, editores”, remata el joven realizador.

Saber cuándo insistir

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La insistencia o “necedad”, con moderación, puede ser una herramienta muy poderosa, siempre que no nuble los objetivos. Sofía Carrillo lo descubrió cuando decidió “irse por el camino independiente”, pese a no tener el apoyo del Imcine para su corto animado. “Yo pude haberme esperado otros tres años en esto, y solicitar tantas veces como fuera necesario la beca, pero no, mi equipo y yo decidimos hacerlo solos, pese a todo los obstáculos, y finalmente funcionó”.

Las nominaciones ya son premios

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Muchos cineastas se enojan cuando su trabajo no gana el premio al que estaba nominado. Para Kishi esa actitud no tiene razón de ser, pues “una nominación es en sí una medalla que ayuda a la película. Y es que estas ‘visten’ a la cinta y permite que en un futuro los recursos sean menos difíciles de obtener”.

Sofía agrega que, en su caso, “al ser un cortometraje independiente se siente con un mayor mérito la nominación. Yo siento muy padre de estar en la antesala de los premios”.

Hay que aprender de todo

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Un director no se debe preocupar nada más por rodar su película y “esperar que todo salga bien”. Debe acompañarla, a donde vaya, casi como si fuera un hijo, esto durante el tiempo que sea necesario. En el proceso muchas veces se adquieren conocimientos que a la postre resultan ser muy útiles para los cineastas, como lo  anota la propia Carrillo. “El proceso de armar un cortometraje, llevarlo a un término y presentarlo en el FICG ya lo conocía. Pero el moverlo en festivales ajenos, hacer que llegue, presentarlo, es algo que yo no había experimentado, no a ese punto. Estoy orgullosa y agradecida de todo lo que aprendí: A nadie va a importarle más tu trabajo que a ti misma”.

Saber decir adiós

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Cuando una película cumplió su ciclo, es importante dejarla partir, y sobre todo, tener ya algo nuevo en mente y no quedarse “dormido en los laureles”, recuerda Samuel. “Después de pasar por el proyecto de catarsis, uno ya piensa más en los próximos proyectos. Seguir rodando, evolucionar el lenguaje. Cumplir la meta de hacer cine para vivir del cine”.

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