La ley de Chente deja el trono

GUADALAJARA, JALISCO (15/FEB/2013).- “Oh Señor detén el tiempo te pido”, clamaba Vicente Fernández hace más de un cuarto de siglo. Pero no, el tiempo no se detuvo, y la cita ha llegado, la figura más importante de la música vernácula está lista para colgar el traje de charro. El tema que escribió Piero se convirtió en un referente de este intérprete quien parecía inagotable, a pesar de su edad (a punto de cumplir 73 años) seguía con el brío de un novato. Cantaba por más de dos horas y si estaba cansado, pero había más aplausos, él se echaba un trago de tequila para seguir hasta que el público dejara de aplaudir. Así esculpió su leyenda por más de 30 años de trayectoria que hoy, si Vicente no dispone otra cosa, comienza su final.

“Me hicieron una entrevista en el último día del palenque, en Guadalajara, y les dije que mucha gente pensaba que me retiraba por motivos de salud. Les dije que no, que soy un hombre fuerte, como un toro. Pero me hice el chequeo que me toca cada tres meses y la cosa es que me encontraron una bolita de dos centímetros en el hígado y no saben qué es”, decía Fernández en entrevista con Joaquín López Dóriga en el horario estelar de Televisa.

Se desataba entonces una etapa de incertidumbre, de especulaciones que pronto fueron sosegadas cuando se dio a conocer que todo estaba en orden, que Vicente Fernández no tenía cáncer y que cumpliría con sus compromisos. La anunciada despedida se programó para este febrero. Y el momento ha llegado.

La despedida

Es febrero de 2012. El escenario es el Rancho de los Tres Potrillos. Parece ser una rueda de prensa más del cantante. La intención era anunciar su gira, nuevo disco, planes generales, nada fuera de lo común. Un periodista le pregunta a Vicente si ha contemplado el retiro. Es un cuestionamiento que le han habían a Chente de forma incesante por años. Pero ahora se engancha: Anuncia que se va.

“Un artista necesita retirarse con mucha dignidad, en el mero momento, y yo creo que en este año voy a despedirme de todos ustedes, de todo el público de Centro y Sudamérica, voy a despedirme de España, por el cariño que me brindaron por muchos años. Yo cuando tomo una decisión es definitiva (...) es la última vez que voy a tener la oportunidad de agradecer el cariño, la presencia del público”. Los medios quedan estupefactos ante sus palabras.

Octubre. El día 13. El primero de los últimos tres palenques de Vicente Fernández. El cantante ofrece un show de tres horas, larguísimo para cualquiera, menos para él. Comienzan a circular rumores de que está enfermo, pero él los desmiente. Acepta que se irá, tras los palenques, a hacer unos estudios a Houston. Simples chequeos. “Lo que más voy a extrañar es el cariño del público, pero por el cariño del público, no quiero que un día digan, ‘no, ya Don Vicente ya no canta, anda causando lástima’”.

Noviembre. Es el día 24. Vicente Fernández aparece ante los medios. Otra rueda en la Arena VFG. Sin bigote y gruesos lentes en color negro.

Ya se daba a conocer el resultado de los análisis que se había practicado, así como la interverción de la que fue objeto. “La bolita estaba en la vesícula biliar, en la parte que envía la bilis al estómago”, apuntaba el cantante, quien agregó que en ese instante el peligro no era sólo el cuerpo extraño que estaba en su organismo. Él mismo lo explica rápidamente: “La bolita valía una pura y dos con sal, con cáncer y sin cáncer (risas), si seguía creciendo iba a oprimir los conductos biliares, la bilis se iba a ir a la vesícula, luego a la vejiga y de allí a la sangre y entonces tan tan”.

El día que entró al quirófano, Chente lo recuerda como si hubiera vuelto a nacer. “(La operación) duró 12 horas. Recuerdo que lo primero que hice fue encomendarme al Señor. Le pedí las bendiciones a mis hijos, a mi mujer, a mis nietos. Me metieron al quirófano e iba cantando”, agrega con una sonrisa. Lo demás se pierde en la anestesia y sólo recuerda el momento en que despierta con un golpe en la frente.

Hoy: Vicente luce recuperado. Mantiene en pie la promesa de que se va. Entero. Como el “rey” de la canción. Con la corona que le dio la gente, como dice. Se prepara para decir adiós en dos conciertos en la Arena VFG este 15 y 16 de febrero.  

El legado

Discos, cine, radio y televisión. Vicente Fernández deja tras de sí unos zapato difíciles de llenar. Entre las jóvenes figuras de la música vernácula mexicana aún es complicado vislumbrar quién se acerque a lo que Chente ha hecho. Al frente va Alejadro, su hijo, quien coquetea mucho con el pop. Pedro Fernández, Pablo Montero, Pepe Aguilar también se apuntan, pero lejos de lo bravío, de lo bragado, alejados de lo más tradicional de la música mexicana.

Más allá de que esté bien o mal, la tendencia musical parece que dejará como el último gran ídolo de la música mexicana a Vicente Fernández, quien abanderó durante toda su trayectoria un estilo cercano a lo que él denominaba como “su gente, su pueblo” y que, a pesar de su despegue meteórico, siempre conservó de cerca. El legado son sus interpretaciones, sus conciertos en vivo, la imagen de esencial de un charro, un arquetipo. Más bien lo que se tendrá que llenar son sus botas de charro, una empresa todavía más grande.

El rey no ha muerto, ha decidido retirarse antes de su decadencia, el tiempo, efectivamente, no se detuvo, pero cabe decir, en su despedida, que viva el rey.

FRASE

" Cuando me preguntan que por qué me voy, siempre pongo como ejemplo a los boxeadores, los toreros, los futbolistas, lo ideal para ellos es retirarse como campeón "

Vicente Fernández, cantante.


Vicente Fernández en la Arena VFG / Conciertos de despedida / 15 y 16 de febrero / 21:00 horas / Boletos de 275 a mil 98 pesos disponibles a través del sistema Ticketmaster