Sábado, 23 de Noviembre 2024
Entretenimiento | 60 años de trayectoria

La danza inmortal de Amalia

Un recorrido histórico y geográfico de México a través del baile

Por: EL INFORMADOR

Orgullo mexicano. Los bailarines hicieron sentir al público un ímpetu nacional que fue expresado con aplausos.  /

Orgullo mexicano. Los bailarines hicieron sentir al público un ímpetu nacional que fue expresado con aplausos. /

GUADALAJARA, JALISCO (04/SEP/2012).- Las raíces ancestrales palpitaron. Los cascabeles anunciaban un festejo; un ritual que se encarnaba en el cuerpo, en la esbeltez de los bailarines.

Brincos y giros al compás de las percusiones prehispánicas de aquel México antiguo. Así inició la danza del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, que anoche engalanó el Teatro Diana, como parte de los festejos del Encuentro Internacional del Mariachi y la Charrería.

Los guerreros danzantes con ajuares turquesas y rojizos se desvanecieron entre la oscuridad del escenario. El público aplaudió el acto con la sangre hervida de orgullo nacional; al tiempo, el arpa apareció para emprender un nuevo paraje histórico, con el propósito de armonizar la esencia masculina del cortejo típico del zapateado, con 12 varones que acapararon la iluminación enfundados en trajes de blanca manta.

La sensibilidad humana se derrochó en el movimiento elegante del cuerpo de baile; cada canción dignificó la inagotable labor de quien fuera una de las maestras más importantes en el quehacer dancístico profesional de México: Amalia Hernández, que en este 2012, su compañía festeja 60 años de trayectoria.

“¡Viva la Revolución!”, fue el grito que enchinó la piel de más de dos mil asistentes que sintieron el furor del patriotismo cuando la legendaria melodía de Adelita se apoderó de las ondas sonoras. Con rifle en mano y faldas largas multicolor, los bailarines rindieron homenaje a la mujer, su valentía y belleza de rasgos morenos.

El público gritó y respiró la esencia pura del zapateado. En especial cuando las suertes charras hicieron acto de presencia y el mariachi acompañaba en vivo, al pie de las tablas, portando pulcros zarapes tejidos.

“¡Ándele trenzuda... Cómo dice cuña’o!” se exclamaba al tronar de las trompetas y violines mientras el baile escarbaba en los terrenos del folclor de Jalisco y sus cercanías, para dar paso a un duelo celestial de arpas que revolcaban su armonía entre breves dichos populares.

Hay quienes definieron a la velada como un galopar sensorial que era alimentado por un recorrido histórico y geográfico de México; posteriormente, La bamba fue una de las piezas que alentó a los invitados a elevar los festejos, principalmente cuando el ballet interactuó al recorrer los pasillos entre las butacas con un par de marionetas gigantes.

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