La Mala Rodríguez rapea para los tapatíos

GUADALAJARA, JALISCO (22/OCT/2011).- Rap con mezclas de electrónica, flamenco y pop, baile apretado y mucho calor, fueron los componentes del concierto ofrecido la noche del jueves por la andaluza Mala Rodríguez, una de las máximas exponentes del hip-hop ibérico.

De vuelta en México después de su reciente presentación en el Vive Latino 2011, La Mala se presentó en el Old Jack’s Studio como parte de su gira latinoamericana, pero también en el marco del Festival Oktoberfest en Guadalajara.

Sin más preludio que algunas de sus propias canciones sonando en las bocinas del foro-bar, la artista apareció en el escenario faltando 20 minutos para la medianoche, ganándose la ovación de un público que ocupaba el espacio en su totalidad.

Vestida con una pequeña falda de colegiala y portando un gran moño rojo para adornar su larga cabellera, la cantante nacida en Jerez y criada en Sevilla, acompañó sus potentes rimas con la batería y pads electrónicos de Juan Rodríguez, y la guitarra con sonidos de funk de Miguel Zamora, quien además se encargó de controlar las secuencias y los efectos desde la computadora.

“¿Tienen ganas de cantar?”, preguntó La Mala después de interpretar No pidas perdón, que además de ser el primer tema de la noche, la hizo merecedora al Grammy Latino 2010 por la Mejor canción urbana.

Los presentes intentaron, en efecto, seguir a la cantante con sus voces a lo largo de su repertorio, lo que lograron sobre todo en los estribillos de los mayores éxitos como La niña, La cocinera, Yo marco el minuto, Amor y respeto, Menos tú, Grita fuego y Por la noche.

Entre canción y canción, la intérprete aprovechó para interactuar con el público que se encontraba más cercano al escenario, e incluso, en un momento pidió que una chica subiera para acompañarla a bailar durante la interpretación de Dirty bailarina, sencillo perteneciente a su disco homónimo publicado en mayo de 2010. En el repertorio también se incluyeron temas de sus álbumes anteriores: Malamarismo (2007), Alevosía (2003) y Lujo ibérico (2000).

Después de aproximadamente una hora y media de deleitar a los tapatíos con una imponente fuerza escénica, llegó el momento de la despedida agradeciendo a cada uno de sus fans: “gracias a ti, y a ti y a ti”, dijo Rodríguez señalando a los espectadores esparcidos por el lugar: “gracias a todo el mundo”.