La Biblioteca José Vasconcelos busca su despegue definitivo

MÉXICO, D.F.- La Biblioteca José Vasconcelos, considerada la más grande de Latinoamérica, intenta dejar atrás sus problemas estructurales y de popularidad para convertirse en un auténtico centro cultural eco-sustentable, capaz de atender a 15 mil visitantes diariamente, de acuerdo con lo anunciado por sus responsables.

El edificio situado en una zona céntrica de la capital -cerca del Museo del Chopo y del Centro Cultural Tlatelolco, ambos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)-, que es promocionado estos días para captar la atención de nuevos usuarios, tiene 44 mil 186 metros cuadrados y una altura de 30 metros, y resguarda 550 mil libros, organizados en siete niveles de estanterías.

Polémica desde su origen, pues la Biblioteca Vasconcelos fue uno de los grandes proyectos del entonces presidente del país Vicente Fox, con una inversión de más de 100 millones de dólares, abrió sus puertas el 16 de mayo de 2006 para cerrarlas 10 meses después aquejada de humedades, goteras e inundaciones que afectaron a 30 mil libros.

La “Megabiblioteca”, como también es conocido este centro consagrado a los libros y al saber, reabrió sus puertas el 1 de diciembre de 2008 y en la actualidad cuenta con mil 300 visitantes diarios, cifra inferior a los tres mil 500 que tenía hace dos años y más lejana aún de los 15 mil que podría atender.

“Es un espacio que los propios usuarios consolidan, no solamente la primera vez que vienen, sino cuando regresan”, señala el director de la Biblioteca José Vasconcelos, Fernando Álvarez del Castillo.

Para atraer lectores, la biblioteca cuenta con 472 computadoras con internet, además de conexión de red inalámbrica gratuita, material audiovisual, préstamo dentro del inmueble de instrumentos musicales como pianos, violines y guitarras, tres mil 458 volúmenes en braille y 417 títulos con dos mil 45 ejemplares en audio-libros.

La sensibilización con los invidentes no acaba ahí, puesto que la Biblioteca Vasconcelos imparte talleres a las personas con visión normal que incluyen un recorrido pro el edificio con los ojos vendados solo con la ayuda de un bastón, a modo de concientización.

Además, el turista curioso cuenta con visitas guiadas al edificio, hay exposiciones temporales de arte y servicio de orientación al usuario.

Para los más pequeños dispone de cuentacuentos y una sala infantil con 74 mil volúmenes.

El próximo 11 de marzo abrirá sus puertas el auditorio de la biblioteca, con capacidad para 550 personas, con un concierto de la Orquesta Sinfónica Juvenil Carlos Chávez.

Álvarez del Castillo destaca el “magnífico” jardín que rodea el edificio, “lo cual le da un sentido adicional, sobre todo para los que hemos perdido un poco la visión de las plantas en esta ciudad tan gris”.

El jardín, de 26 mil metros cuadrados, cuenta con 59 mil 876 ejemplares de 168 especies de plantas, parte de ellas en los techos de las oficinas y la librería, que sirven para captar el agua en época de lluvias y hacer del conjunto un sistema autosustentable.

La mayor parte del día el edificio usa exclusivamente la luz natural que entra por los ventanales y las bombillas que se encienden solo al oscurecer.

Lo cierto es que todos estos esfuerzos no evitan que el edificio, creado por el arquitecto mexicano Alberto Kalach, parezca una gran “arca del conocimiento”, como se pretendía, pero vacía por dentro, con muchos huecos en sus siete plantas de estanterías colgantes y pocos usuarios sentados en sus mesas de lectura.