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Crisis de identidad

Por: EL INFORMADOR

Liam Neeson, protagonista de la película Desconocido. ESPECIAL  /

Liam Neeson, protagonista de la película Desconocido. ESPECIAL /

GUADALAJARA, JALISCO (20/MAR/2011).- Si al comienzo de una película un personaje dice a otro: “No te preocupes, todo va a salir bien como siempre”, malo, porque ya podemos estar seguros que sigue la demostración de cuán equivocadas resultan las expresiones tempranas de optimismo, sobre todo si van acompañadas de la presencia de una valija. Desconocido suelta la fatídica línea mientras el protagonista cierra su maletín. De inmediato, el hombre camina por un aeropuerto pero lo que aparece en primer plano, para no perder noción de su importancia, es el maletín. Unas pocas imágenes después, el preciado objeto se extravía. Conforme a lo que pasa más tarde, esa pérdida parecerá un problema menor.

La película desarrolla con bastante impaciencia una intriga internacional en la que participan estadounidenses, alemanes, un magnánimo potentado árabe, migrantes ilegales de África y de Europa del Este, y unos oscuros, y poderosos, intereses de quién sabe dónde. La acción ocurre en Berlín y comprende accidentes aparatosos, persecuciones automovilísticas maravillosas, disparos, algunas peleas a puño limpio, y la destrucción de vehículos y edificios. Si bien la mayoría de los personajes que emprenden tales lances no resultan muy originales, hay uno que logra salir del lugar común. Se trata de un viejo agente de la siniestra Policía secreta de la extinta República Democrática Alemana, muy bien caracterizado por el actor Bruno Ganz. Aunque su intervención es un tanto marginal termina siendo, con toda seguridad,  el más entrañable e interesante de todos.  En cambio con otro, los guionistas y el director realizan una maniobra controvertible. Lo introducen en un punto muy avanzado de la trama, intentan otorgarle el peso que corresponde al antagonista, pero como los demás, se convierte tan sólo en una ficha de un juego complicado.

El realizador prodiga distintos efectos para dar viveza a las situaciones. Como el argumento coquetea con los enigmas de la psicología, traduce el mundo interior del protagonista en diversas técnicas fotográficas. Lo vago de su recuerdo se representa como relámpagos de imágenes luminosas y borrosas, saturadas de color ámbar, donde los mismo hay un momento de sexo bajo la ducha que la percepción de un rostro de mujer.  La confusión que siente al procurar entender lo que ocurre a su alrededor se retrata inclinando el horizonte, de modo que su cara o aquello que mira en ese momento se balancea tortuosamente dentro de los límites del encuadre.

Los segmentos de acción reciben un tratamiento espectacular y confuso. Los cambios vertiginosos de punto de vista y los sonidos amplificados pretenden, y logran, comunicar inquietud, aunque ese mérito va en detrimento de la comprensión de la escena. En las peleas, por ejemplo, sabemos que se golpean salvajemente sólo que los enfrentamientos carecen de una tensión auténtica, producto de reconocer quién domina y quién va perdiendo. Tal característica posiblemente se deba, a que la lucha principal del protagonista es consigo mismo.

Desconocido (Unknown), Alemania/ EUA / Francia, 2010. Dirección: Jaume Collet-Serra. Guión: Oliver Butcher, Stephen Cornwell, a partir de una novela de Didier Van Cauwelaert ; Actuación: Liam Neeson, Diane Kruger.

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