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Kinetoscopio

Canto de cisne

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (05/DIC/2010).- Un cementerio. Alguien silba con entusiasmo una tonadilla. Sin mostrar a la persona la imagen deja ver un precipicio en los límites del camposanto, y en el fondo, los restos de un automóvil y de su conductor. Del mismo modo despreocupado, como paseando por la superficie de los acontecimientos, pero de pronto advirtiendo los abismos de la naturaleza humana, se desarrolla la reciente película del francés Claude Chabrol, El inspector Bellamy.

Chabrol, quien falleció en Septiembre pasado a la edad de 80 años, fue uno de los representantes de la Nueva Ola, y un realizador bastante industrioso. Su filmografía abarca 72 títulos entre largometrajes, cortometrajes y series de televisión, muchos de los cuales tantearon, de manera peculiar, el crimen y las intrigas de la pasión.

El gusto por los asesinatos y las fechorías como una forma de entretenimiento lo comparten muchas naciones del mundo, pero Estados Unidos y Francia han vuelto esa afición casi un arte. Sus inclinaciones difieren, más que nada, en el tratamiento y los énfasis, no en la sustancia. Unos, los norteamericanos, van preferentemente por la acción y por todo lo que tiene de aventura la investigación del delito o la vida fuera de la ley. Los otros escudriñan la culpabilidad, las repercusiones morales, y la descomposición doméstica o social a que conduce la maldad.

Chabrol ubica su narración en la provincia francesa, lo que dota de un marco de tranquilidad misteriosa a los sucesos. Abandonada cualquier intención de suspenso prefabricado, el director moviliza a su protagonista a través de una serie de incidentes de apariencia cotidiana. En medio de sus vacaciones, el inspector recibe una solicitud de ayuda. El caso que le plantean parece un engaño –“la historia de un tipo que quería matar a un tipo que quería morir”- pero él lo toma, ya sea porque lo manda su natural tendencia curiosa, o porque quiere escapar del tedio del descanso. Su forma de trabajo y de pasar el día consiste  en conversar con su esposa, o con su medio hermano que llega de visita, o con los escasos sospechosos. Poco a poco una situación contagia a la otra. En una plática, observamos al detective utilizar las palabras que le dijo su mujer un poco antes para tratar de entender los sentimientos de la esposa del presunto culpable. Luego, en otro diálogo, después de que Bellamy informó de una infidelidad, regresa a casa para encontrar una escena que podría indicar que su propia mujer acaba de cometer adulterio.

La película cuenta con varios momentos inesperados. En uno de ellos, durante el juicio, el abogado defensor lleva a cabo una declaración final que causa gracia al tribunal, y que enfurece a los agentes de la compañía aseguradora. Otro ocurre en el mismísimo desenlace y resulta en verdad estremecedor.

El inspector Bellamy (Bellamy), Francia, 2009. Dirección: Claude Chabrol. Guión: Odile Barski, Claude Chabrol. Actuación: Gérard Depardieu, Clovis Cornillac, Jacques Gamblin, Marie Bunel.

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