Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Entretenimiento | Por: Guillermo Vaidovits

Kinetoscopio

Enredos históricos

Por: EL INFORMADOR

Escena de la película 'El atentado'. ELUNIVERSAL  /

Escena de la película 'El atentado'. ELUNIVERSAL /

GUADALAJARA, JALISCO (29/AGO/2010).- El atentado es un conjunto de episodios embutidos en una presentación un tanto complicada y poco interesante. Por un lado despliega un espectáculo de carpa donde una pareja de actores, en un improvisado escenario callejero, interpretan para un populacho dado al jolgorio y la borrachera una sátira de Porfirio Díaz y las intrigas de su corte de ministros. Por el otro, con menos fortuna, recrea la época y los acontecimientos verdaderos revistiéndolos de los modos del esperpento y la opereta. La deformación burlesca de ambas series no logra un alto grado de verosimilitud, ni de risa.

El comité de argumentistas que imaginó tales rebuscamientos acomodó el incidente del título casi al principio, de forma que todo lo que viene después sirve para exponer los motivos, los antecedentes, y las consecuencias de ese acto azaroso. Para evocar el período recurre a unos cuantos de los tópicos de la historia oficial: el descontento social y el abuso de las clases poderosas. Una escena plasma con precariedad la feroz represión de las obreras de una fábrica que protestan por las malas condiciones de trabajo. En otra como por casualidad, se muestra un vagón de ferrocarril que transporta cruelmente indígenas capturados en Sonora. Tampoco resulta muy novedosa la visión del intelectual finisecular libertino que visita cantinas, burdeles, y mientras pasea en carruaje, disfruta cual Madame Bovary del sexo con su amante.

Algo extraño ocurre con el acabado de los escenarios. En los momentos en que la acción ocurre al aire libre los fondos parecen telones teatrales creados con photoshop. Y cuando se trata de interiores los ambientes están cubiertos por sombras que ayudan tanto a disimular la falta de decorado como a dificultar la observación de las expresiones del rostro. Además el director tiende a utilizar ángulos de cámara cerrados que cuiden no revelar mucho de lo que hay alrededor de los actores. La combinación de tales tácticas de camuflaje inflinge al poco tiempo una extraordinaria monotonía visual.

La película está plagada de actuaciones

desiguales y forzadas. A excepción de uno que concede cierta realidad a su personaje, los demás actores se limitaron a ponerse el vestuario, la piocha falsa, o los bigotes estilo kaiser. Algunos ni eso, el que hace de reportero se nota que se resistió a pasar por el estilista que caracterizaba. Otras cosas son más bien curiosas: para hacernos entender que uno de los personajes es un gran escritor, lo vemos anotar con buena caligrafía los nombres de otros; para demostrar el miedo del Secretario de Gobernación a la represalia del general Díaz, lo vemos que camina como zombie, tieso y pasito a pasito, hacia la silla donde lo espera el presidente, que antes de sentarse en ella se ciñe con cuidado el uniforme, y los testículos.  

El atentado, México, 2010; Dirección: Jorge Fons. Guión: Fernando Javier León Rodríguez, Vicente Leñero y Jorge Fons, a partir de una novela de Álvaro Uribe. Actuación: Daniel Giménez Cacho, José María Yazpik, Julio Bracho, Irene Azuela.

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