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Cartel promocional de la película El secreto de sus ojos.. ESPECIAL  /

Cartel promocional de la película El secreto de sus ojos.. ESPECIAL /

GUADALAJARA, JALISCO (15/AGO/2010).- El secreto de sus ojos armoniza una intriga criminal con sentimentalismos románticos, crítica social, y apuntes sobre historia política de la Argentina. Comienza  mostrando el marasmo existencial del protagonista, un tipo mayor con semblante melancólico, que trata de escribir una novela luchando con sus recuerdos y con su estado de ánimo. Las imágenes que se forman en su interior tienen un aspecto irreal: movimientos lentos, entrecortados, sonidos que se pierden, incluso la luz es extraña. Una mujer corre por el andén de una estación de trenes y coloca su mano en la ventanilla de un vagón en marcha. Dentro va el hombre que escribe, y mira la escena contrariado. Otra: alguien ataca a una mujer salvajemente, le desgarra la ropa, la viola, nunca vemos el rostro del agresor, sólo el sufrimiento de la victima. La poesía, o el artificio, de esos pasajes sirve para abrir las dos vías por las que la película va, ir y venir. Una el presente, bueno, el año 1999, donde Benjamín Esposito, especie de ministerio público recién jubilado, se inventa una nueva rutina para llenar su vida. La otra el pasado, 25 años atrás, donde el mismo personaje mientras cumple con la rutina de su trabajo se involucra contra su voluntad en una pesquisa que arrojará una sombra de tristeza en su porvenir.
La estructura de la entrada expone un ambicioso y complejo esquema de juego. El resto de la cinta lo despliega con paciencia y destreza lírica. La película desborda los géneros; avanza una investigación policíaca con un cierto suspenso, donde el malhechor es más esquivo de lo esperado.
También hace aflorar y frustra los afectos amorosos del protagonista. Descubre poco a poco un entramado político en descomposición, y por si no fuera suficiente, se da tiempo para formular desplantes de buena comedia. Todos esos elementos son los catalizadores donde se dirimen dilemas morales perennes como la perdurabilidad del amor, la impotencia de la justicia, las raíces de la amistad, la conciencia del recuerdo, la venganza, la corrupción policial, la generosidad y solidaridad con los desconocidos. En los saltos al pasado, la película nos sitúa en unos años aciagos para la Argentina. Es el preludio de la cruel dictadura militar, y de la debacle del modelo político del peronismo, simbolizado en la trama por un delincuente confeso que termina convertido en gatillero protegido por el sistema.

El director se interesa por registrar con cuidado la intensidad de las miradas, y los silencios. Así mismo, descubre en los diálogos buenas oportunidades literarias. “El tipo puede cambiar de todo: de casa, de cara, de familia, de novia, de religión, de dios,...pero hay una cosa que no puede cambiar, no puede cambiar de pasión”, le dice su colega al protagonista cuando descubre la clave para localizar al culpable, que tratándose de un país fanático del balompié, resulta natural que se refiera a un partido de futbol.

El secreto de sus ojos,

Argentina/ España, 2009; Dirección: Juan José Campanella: Guión:
 Eduardo Sacheri, Juan José Campanella: Actuación: Ricardo Darín, Soledad Villamil, Guillermo Francella

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