Entretenimiento | Por: Guillermo Vaidovits Kinetoscopio Familia disfuncional Por: EL INFORMADOR 18 de julio de 2010 - 01:37 hs Escena de la película Entre hermanos. ESPECIAL / GUADALAJARA, JALISCO (18/JUL/2010).- Jim Sheridan es un cineasta irlandés de 60 años que hace películas serias e intensas que estremecen. Mi pie izquierdo (1989) y En el nombre del padre (1993) son sus títulos más celebrados y recordados. Su séptimo largometraje se llama Entre hermanos, es el refrito estadounidense de una cinta danesa de la realizadora Susana Bier -Después de la boda (2006), Lo que perdimos en el camino (2007)- que también gusta de remover las emociones. La conjunción exhibe las virtudes de ambos: una historia provista de silencios reveladores, una visualización atenta a los detalles naturales y a las miradas de los actores. En cambio el ablandamiento de puntos clave de la trama, como esquivar los deseos carnales de la joven viuda con un apurado e insensato beso al cuñado, va más a tono con el enfoque moralista del melodrama que hace creer a los ejecutivos de las compañías productoras que tendrán más clientes mientras menos inquietantes sean los hechos, y más los pensamientos. Casi todos los personajes demuestran grandes dificultades para expresar y enfrentar sus sentimientos. Tenemos dos hermanos, uno militar y otro que, en cuanto inicia la película, viene saliendo de la cárcel. Se estiman pero conversan a base de sobrentendidos. Luego está la esposa del soldado, que sufre en silencio la próxima partida de su marido a la guerra en Afganistán. Se quieren pero ella no habla de su preocupación, y él, conciente de la posibilidad de morir, tampoco toca el tema sino que prefiere dejar una carta póstuma. El grupo lo completa la figura del padre, un veterano de Vietnam, orgulloso del hijo conscripto y descontento del otro, que disimula con esa actitud la culpa de no haber atendido a su familia. La reunión de tanto carácter ensimismado se presta para escenificar convivencias domesticas bastante ríspidas, y momentos un poco desesperantes, donde hasta el clima invernal parece tener la función de conspirar para evocar una sensación general de infelicidad. Hacia la parte final los malentendidos, los celos, la confusión personal, y los traumas de guerra, florecen irremediablemente en una escena de crisis, donde uno de los protagonistas repite la convención dramática –efectiva, pero convención al fin- de desahogar sus convulsiones interiores con un despliegue de exabruptos, que incluye: gritos histéricos, destruir el mobiliario, y amenazar con pistola a quien se le ponga en el camino. De ser un observador atento, el espectador podrá sospechar desde el principio de la sensatez de ese personaje tan solo con mirarle el corte de pelo. Cavilado para que recuerde el rape militar, pero lo suficientemente ridículo para acentuar también la inestabilidad mental de cualquiera que lo porte. Entre hermanos (Brothers), EUA, 2009; Dirección: Jim Sheridan; Guión: David Benioff a partir de una película de Susana Bier; Actuación: Jake Gyllenhaal, Tobey Maguire, Natalie Portman, Sam Shepard Temas Kinetoscopio Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones