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Entretenimiento | Por: Guillermo Vaidovits

Kinetoscopio

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Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (30/MAY/2010).- El cine nacional tiene en su historia varias temporadas marcadas por algunos temas que aparecen una y otra vez en las películas casi en calidad de obsesiones. La Revolución, la vida en la vecindad, las andanzas en el cabaret, los jóvenes perdularios, los albureros de cantina, son algunos de los prodigiosos hallazgos dramáticos que se formularon por épocas dando lugar a variaciones de todo tipo.

En los últimos tiempos el tema de moda es la frontera con Estados Unidos; los intentos por traspasarla ilegalmente, la herida espiritual que abre en los mexicanos que se quedan y en los que se van pal otro lado. Cada año aparecen una, dos, o tres cintas. Desde ternuritas sufrientes como La misma Luna (2006), hasta thrillers sociales de pacotilla como Backyard (2008) y tediosos desvaríos tremendistas como Los bastardos (2008); incluso se puede colocar en la lista el ridículo episodio mexicano de Babel, para mostrar cómo el tópico preocupa también a esos próceres del Séptimo Arte patrio que son “nuestros cineastas en el extranjero”.

El brote más reciente de tal estirpe se titula, con cierto empeño de sagacidad, Norteado. La cinta posee, en su tramo inicial, un poco menos de 18 minutos de cine puro donde el significado de lo que ocurre se construye tan solo por la combinación de las imágenes y los sonidos sin recurrir a la música, los diálogos u otros artilugios narrativos prestados del teatro o de la literatura. Mientras en los cuadros negros se informan los nombres de las compañías productores y demás créditos, el audio entrega graznidos y rumores de animales. Viene entonces una vista del horizonte al momento en que el Sol está por salir. Luego otra donde ya está en lo alto del cielo y bajo él las montañas abrigan la bruma. Cambia a ver las nubes, y después a retratar a través del aire caliente una vereda en lo alto de una loma. Por ese camino marcha una figura que la distancia vuelve pequeñita. Se trata de un hombre que busca la carretera. Ese personaje se dirige a Tijuana. El trayecto por la autopista esta representado como una colección de imágenes en movimiento del pavimento y las líneas del balizado. Cuando aparecen más oscuras indican el recorrido por la noche, las claras el día. Así cada plano funciona como una pista que evoca las posibilidades de una historia.

Donde la película falla es cuando tiene que aludir a relaciones verdaderas entre esa figura del comienzo y otros personajes. Ahí se empieza a notar que todos los demás son nada más que dispositivos para desarrollar una trama. La cual por cierto no va para ningún lado después de esos 18 minutos. Y por el contrario los guiños eróticos, la solemnidad anodina, y la vehemencia con la que se quiere establecer que esos seres viven una profunda soledad, termina por transformar los acontecimientos en una suerte de Teorema (1968) subdesarrollado.

Norteado, España / México, 2009. Dirección: Rigoberto Perezcano. Guión: Edgar San Juan, Rigoberto Perezcano. Actuación: Harold Torres, Alicia Laguna, Sonia Couoh, Luis Cárdenas.

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