Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Entretenimiento | Por: Guillermo Vaidovits

Kinetoscopio

Pasión amainada

Por: EL INFORMADOR

En sus mejores momentos el cine musical refleja una esencial alegría de vivir, preocupándose menos por narrar la vida de los personajes y más por exhibir sus impulsos básicos, sus estados de ánimo. Tales arranques de sensibilidad se convierten entonces, con cierta naturalidad, en bailes y canciones en los que en lugar de confesar las emociones nos las muestran. Pero en sus peores ejemplos, las películas musicales son un trámite que hace recorrer al espectador una vía que lleva desde el desconcierto hasta el más absoluto aburrimiento. Cito para refrescar la memoria y documentar el punto Yentl (1983), Los productores (2005), La tiendita del horror (1986), Sweeney Todd (2007), Xanadu (1980), The Wiz (1978).

Nine, una vida de pasión  de Rob Marshall responde a dos modas de orden distinto. Por parte de la producción se trata de una de tantas adaptaciones que buscan capitalizar los éxitos teatrales de Broadway. Y en cuanto al contenido, sigue la tendencia de ofrecer una justificación narrativa de corte psicológico para los pasajes con baladas y danzas, esta es: la música ocurre porque forma parte de la imaginación del personaje. Método ensayado ya por el propio Marshall en Chicago (2002) y por Lars Von Trier en esa cumbre del absurdo y la pesadez llamada Bailando en la oscuridad (2000). Sin embargo, la coartada no es muy próspera pues termina dando más estructura a la anécdota que a la sucesión de sentimientos, y por lo tanto resta misterio, mordacidad y anarquía al género.

Para señalar la transición entre la acción objetiva y lo que pasa por la cabeza del protagonista, el director dispuso un par de señales específicas. Salta de las imágenes en color a las de blanco y negro, al mismo tiempo que traslada los hechos al interior de un foro de filmación donde hay un decorado a medio construir. La arquitectura de ese lugar incluye andamios, reflectores, y fragmentos de una fachada que evoca las edificaciones italianas del Renacimiento. El primer número es una simple pasarela donde al ritmo de la música se reúne en el escenario una compañía de bailarines y todas las mujeres relacionadas con el personaje central, un cineasta enamoradizo y chocante que sufre una crisis creativa. También ahí Marshall demuestra su técnica para dar impacto visual a esos episodios, la cual consiste en cortar de un plano a otro siguiendo dócilmente el golpe de los tambores, o de los platillos, o de los movimientos corporales, con la idea que esos acentos causen sorpresa o mantengan la atención sobre los desempeños de un actor permanentemente  antipático, varias melodías insípidas, y un conjunto de coreografías desangeladas a base de movimientos de cadera y gestos, dizque sensuales.

Nine, una vida de pasión (Nine), EUA, 2009; Dirección: Rob Marshall; Guión: Michael Tolkin, Anthony Minghella, a partir de la obra teatral de Arthur Kopit y Maury Yeston; Actuación: Daniel Day –Lewis, Marion Cotillard, Penélope Cruz, Nicole Kidman, Sophia Loren, Kate Hudson, Judi Dench.

Temas

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones