Kinetoscopio

Alicia en el país de las maravillas de Tim Burton es la continuación del proverbial cuento de hadas, que como todos saben fue escrito por un inglés hace 145 años con la intención de divertir a las hijas de un amigo. El relato original salió cargado de disparates, juegos de lógica y, según los especialistas, alusiones satíricas a los modos de la educación inglesa y a la situación política de la época. El siglo XX lo tomó de fuente de inspiración para otras manifestaciones artísticas, y varias empresas cinematográficas obtuvieron un beneficio aceptable del atractivo de sus portentos.

No contentos con volver a interpretar la misma historia, Burton y su guionista se dieron a la tarea de hurgar en otras obras del autor e imaginar con todo ello una trama en la que interviene una Alicia adulta, como lo hiciera Spielberg con Peter Pan en Hook (1991). Así la película sólo conserva la presencia de la pequeña Alicia en el comienzo para darle oportunidad de preguntarle a su papá, sí por tener un sueño extraño puede considerársele loca. El padre contesta la pregunta con una línea digna del peor libro de superación personal, y entonces, la magia del editor hace desaparecer 13 años de por medio y lleva la acción a un momento en el que ella tiene casi 20 años y continúa con las mismas visiones al dormir. En esa nueva situación, que incluye la sorpresiva noticia de una petición matrimonial, se le vuelve a cruzar en el camino un conejo blanco con chaleco y reloj de bolsillo. La curiosidad, o el pánico de enfrentar la decisión de casarse, la hacen caer en la madriguera del conejo, golpear su cabeza, encontrar una puertita, una llavecita, y llegar al viejo país de las maravillas, que luce un tanto arruinado y menos notable de lo que se pudiera esperar.

Burton impone desde ese punto su característico estilo decorativo que sorprende a base de disfraces y efectos especiales, con el cual se quiere hacer pasar por siniestro lo que en verdad está más cerca de un tenebrismo edulcorado. El cineasta nos muestra el país de las maravillas como un lugar perturbador en el que las criaturas que lo habitan existen sin ninguna otra razón aparente que la de ser fastidiosos y extravagantes. Para los espectadores más tiernos el mundo visual del director será cautivante, para los que vimos su cine durante los últimos 20 años se trata de un truco grandilocuente y desgastado. Como en Charlie y la fábrica de chocolates hay momentos espectaculares atravesados por un humor un poco retorcido, pero el conjunto carece de la magia necesaria para hacerlo inolvidable.
Además, la compañía Disney o algún otro de los cerebros detrás de esta producción, transformaron el último tramo de la película en una secuencia de acción que no encaja bien, pero que será muy adecuada para cuando lancen al mercado el videojuego.

Alicia en el país de las maravillas (Alice in Wonderland), EUA, 2009. Dirección: Tim Burton. Guión: Linda Woolverton. Actuación: Mia Wasikowska, Johnny Depp, Helena Bonham Carter.