Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Entretenimiento | Por:Guillermo Vaidovits

Kinetoscopio

Amargura perspicaz

Por: EL INFORMADOR

Amor sin escalas es un buen ejemplo del tipo de películas en las que la cinematografía estadounidense es prácticamente inigualable. Por una parte ofrece entretenimiento, diversión, actores carismáticos, emociones agradables. No parece retar al espectador sino confortarlo. Por la otra, bajo esa superficie lustrosa flota un reflejo sensible de los defectos y virtudes de la vida como se siente en la actualidad. La película nos pone frente a preocupaciones serias sin emitir juicios categóricos ni valerse del sentimentalismo.

El actor George Clooney y el director Jason Reitman han formulado un personaje, afín a la obra de Kafka, que resulta una consecuencia extrema de la modernidad. Gracias a los aviones, las computadoras y los celulares, el protagonista está en muchos sitios sin permanecer en ninguno. Viaja de una ciudad a otra, pasa de un hotel a otro, va de una compañía a otra, cesando trabajadores.

De trato amable pero también firme -se concibe a sí mismo como un tiburón- contempla sereno las reacciones muchas veces apasionadas de sus notificados. Pertenece a una empresa especializada en despedir empleados a la que los tiempos de crisis le van como anillo al dedo. El personaje en sí mismo es un modelo de eficiencia, todas sus pertenencias se acomodan ordenadamente en una pequeña maleta, y una colección de tarjetas le proporciona los privilegios que necesita para hospedarse y transportarse de la mejor manera.

Una muestra de su conducta metódica se observa en el inicio cuando pasa por la seguridad de un aeropuerto. Todos sus movimientos son los justos para fluir sin contratiempos por el puesto de control. Pero el guión brindará a este hombre que se expresa satisfecho de su forma de ser y su modo de vivir, la oportunidad de transcurrir del cinismo cautivante al estupor.

Ese momento se presenta con una imagen de él vislumbrando su porvenir, y esa visión no es otra cosa que un enorme tablero de llegadas y salidas de algún aeropuerto.
Toda la película se desarrolla a lo largo de dos zonas contrastantes; una es el contexto, forjado por el deterioro económico y que tiene por consecuencia actos desesperados, amargos, y desvergonzados.

El jefe que disfruta el desastre financiero imaginando las ganancias que le redituará, el novio que ya en la iglesia duda de su inminente matrimonio, los reclamos conmovedores de los despedidos.

En cambio la acción principal se desenvuelve más bien por el rumbo acostumbrado en las comedias románticas; el galán que sin pensarlo cae enamorado de alguien que parece su doble del sexo opuesto. Y aunque esa idea de similitud entre ambos la define muy bien el personaje femenino en un parlamento, mejor aún es una imagen que el director compone. En un cuarto de hotel, sentados uno frente a otro, buscando en sus computadoras un hueco en la agenda para programar el siguiente encuentro.      

Amor sin escalas (Up in the Air), EUA, 2009; Dirección: Jasón Reitman; Guión: Sheldon Turner, Jason Reitman, a partir de la novela de Walter Kirn; Actuación: George Clooney, Vera Famirga, Anna Kendrick.

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