Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Entretenimiento | Guillermo Vaidovits

Kinetoscopio

Angustias existenciales

Por: EL INFORMADOR

Por disposición de un virus al que le proporcionaron un nombre digno de película de ciencia ficción, nuestra cartelera anda por la calle de la amargura. Si la cadena de cines más grande del país decide mantener abiertas sus salas como lo hizo hasta el día de ayer, existe la opción de ver En Brujas, una cinta cuyos héroes son un par de asesinos a sueldo, que adopta en su narración un tono serio y cede de pronto en ciertos pasajes a la burla, el absurdo y la pesadilla.

Escrita y dirigida por Martín McDonagh, dramaturgo irlandés conocido por sus piezas teatrales cargadas de  brutalidad que pretenden mediante la violencia y lo grotesco captar la atención del espectador. Esa trayectoria explica la calidad tan particular de su primera película, que provoca la inseguridad del público pues no se sabe a ciencia cierta en qué genero ubicar lo que se contempla, si en la comedia o en el drama.

De primera impresión parece una imitación del cine de Quentin Tarntino o Guy Ritchie, pero más elegante e inteligente que lo que hayan hecho alguna vez ambos realizadores. Por lo tanto los diálogos, que recuerdan las discusiones de Stan y Laurel –el Gordo y el Flaco- se desgranan en nimiedades hasta carecer por completo de sentido y sólo proporcionar una especie de pauta rítmica que apoya la presencia en escena y el desempeño de los actores. La pregunta: ¿dónde está Brujas? y la respuesta: en Bélgica; reiterada una y otra vez en diversos puntos de la trama forman parte de ese juego disparatado y efectivo.

De la misma manera la presencia de un enano racista, una vendedora de droga, un traficante de armas y un desquiciado capo criminal, completan una galería de personajes inusuales y peligrosos, que en el fondo resultan más torpes o ingenuos de lo que se pudiera esperar por su conducta y apariencia. A pesar de lo forzado de todos ellos y, ¿por qué no?, también de lo despreciable, el realizador consigue superar sus propios desplantes de perspicacia y en vez de reírse de personajes que se comportan como retrasados mentales o lunáticos, los transforma a todos en figuras atractivas, vivaces, alguna incluso llega a ser entrañable -es el caso de Ken uno de los asesinos protagonistas-, que resultan creíbles dentro del mundo extravagante que propone la trama.

 Ayuda el estilo narrativo que adopta. Utiliza con soltura y acierto el entorno visual que proporciona esa ciudad medieval. Pero también recurre a ciertos ángulos de cámara inusitados, a disociar el sonido de la imagen, y a una música que inspira melancolía. Probablemente uno de los aspectos más interesantes es como integra paulatinamente el universo pictórico del “Bosco” (Hyeronimus Bosch) hasta desembocar en una secuencia que lo recrea directamente, y que acrecienta la impresión de que la película no es tan solo una diversión tranquilizadora.

En Brujas (In Bruges), EUA/ Inglaterra, 2008; Dirección y Guión: Martín McDonagh; Actuación: Colin Farell, Bredan Gleeson, Ralph Fiennes, Clémence Poésy.

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