Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Entretenimiento | Guillermo Vaidovits

Kinetoscopio

Grr...!

Por: EL INFORMADOR

Una iglesia. El organista ejecuta una música solemne. Se lleva a cabo una ceremonia funeral de cuerpo presente. Un hombre, de pie junto al féretro, recibe las condolencias de los asistentes. Su rostro es viejo, más que triste, parece amargado. Llega una adolescente con zarcillo en el ombligo y toma asiento en una de las bancas. El viejo le mira el ombligo, luego gruñe. El detalle nos indica que se trata del tipo más intransigente y severo que se conozca. Lo confirma de inmediato la conversación en voz baja de sus hijos. En Gran Torino, su más reciente película, Clint Eastwood se da vuelo interpretando a un personaje refunfuñante, renegón y ofensivo, con el propósito de hacerlo una figura interesante y entrañable.

Es notable en todas sus cintas de los últimos años que a Eastwood le atraen las historias que permiten escarbar en los valores y los conflictos morales de la vida norteamericana. Walt Kowalski, el protagonista, de Gran Torino es un patriota que luchó en Corea y trabajó en la Ford durante toda su vida. Una bandera ondea en el porche de su casa, y mantiene en la cochera un taller con todas las herramientas para hacer reparaciones.

Corta el césped con regularidad, así como bebe cerveza y ve partidos de beisbol por televisión. Pero alrededor suyo las cosas están cambiando. El vecindario luce un deterioro físico distinto al que impone la edad. No quedan blancos como él y los que abundan son los orientales, los latinos y los negros. Los detesta a todos, en particular a los jóvenes que se organizan en pandillas. Como en la guerra, su casa es territorio a defender como el único espacio donde se puede sentir a salvo. La comunidad deja de ser el puntal del individuo, por lo tanto el último reducto que lo afirma y lo expresa es la propiedad privada.

Sin embargo es notorio que esa mentalidad conservadora tiene demasiadas oportunidades de entrar en crisis. A lo largo de toda la trama varias escenas resultan significativas al respecto. Por ejemplo, en una, el protagonista, que sufre ataques de tos y escupe sangre, asiste a consultar a su médico.

En la sala de espera lo vemos incómodo porque nadie tiene pinta de estadounidense tradicional. Sale una secretaria que lo llama y resulta que es una mujer árabe que ni siquiera puede pronunciar correctamente su nombre. Entra al consultorio y en lugar de su doctor, llega una doctora china, a quien el personaje responde a gruñidos.

Como siempre ocurre con este director la cadena de acontecimientos está muy bien trabada y fabrica una serie de motivos sugestivos mediante repeticiones y variaciones de algunos elementos visuales o argumentales. Uno sería el pormenor del automóvil que sirve para dar título, introducir varios giros dramáticos y también concluir la película. Otro la curiosa relación que establece entre el protagonista y un cura imberbe de mejillas rosadas.   
 
Gran Torino, EUA, 2008 / Dirección: Clint Eastwood / Guión: Nick Schenk / Actuación: Clint Eastwood, Bee Vang, Ahney Her

Temas

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones