Domingo, 24 de Noviembre 2024
Entretenimiento | Por: Guillermo Vaidovits

Kinetoscopio

Dibujos madurados

Por: EL INFORMADOR

No hay manera de negar la bravura de Persépolis. Una animación muy simple, la mayor parte del tiempo en blanco y negro, a base de figuras que se notan hechas de líneas, sin querer pasar por una reproducción tridimensional del mundo. Los rostros son óvalos y muchos de los personajes y de los escenarios son como recortes de una cartulina oscura o como sombras de tinta china. Pero la falta de complicación del diseño sólo refuerza la potencia de su honesto reclamo.
A pesar de lo extraño de su apariencia, y lo alejado que nos resulta el contexto en el que ocurre su historia, la cadena de acontecimientos parece bastante familiar. Una mujer iraní recuerda su niñez y juventud en tiempos de violentos cambios políticos y de excesos de fanatismo. Pero esa trayectoria que sigue su memoria va perforando el viejo mito del oprimido que escapa, encuentra la libertad y vive feliz para siempre. Según nos muestra, el exilio acarrea también sus propios problemas.

De la seriedad de miras de la película, que no significa que sufra de ausencia de humor, nos advierte la primera situación. Una mujer contempla el tablero de salidas y llegadas de un aeropuerto. Resalta Teherán instalado en el centro de la lista. Luego ese mismo personaje se mira en el espejo del baño, toma un velo negro y se lo coloca, arreglando su apariencia. Mientras tanto otra mujer a su lado también se acicala, pero por contraste ésta da color a su cara con maquillaje; cuando termina de colorearse voltea y ve con asombro a la del velo en la cabeza, quien tan solo acierta a bajar la mirada en respuesta. En una secuencia de imágenes así, la realizadora adapta toda una tragedia nacional a la escala individual de la protagonista. Regresar a su país es someterse a una tradición fanática que la marca como algo extraño. Más tarde, en el segmento que ocurre en Viena, las reacciones iniciales de ella, y de los demás ante su presencia, adquieren todo su sentido, pues se narra como el personaje central descubre que por su origen no es, como creía, una persona como cualquier otra sino un objeto exótico que despierta la curiosidad. Sin embargo, el tono de severidad no es el único, en otros momentos los realizadores se permiten recurrir a lo gracioso, y hasta a visiones onírico-sarcásticas, como sucede con las conversaciones que la niña tiene con Dios y con Marx entre las nubes.

Sin duda, la película es un trabajo revelador, que avisa del potencial del cine animado para captar a un sector del público adulto que busca temas más maduros, porque es interesante a la vista tanto como al intelecto. La cinta se inspira en una historieta que uno de los directores, Marjane Satrapi, dibujó a lo largo de tres años (2000-20003), y que se convirtió, en Francia, en todo un acontecimiento.

Persépolis, Francia, 2007 / Dirección y Guión: Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud.

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