Joaquin Phoenix se rinde ante la música

ESTADOS UNIDOS.- Hace unas semanas anunció que abandonaba su eficaz carrera cinematográfica para dedicarse a la música, en concreto al hip-hop. El comportamiento errático de Joaquin Phoenix ha generado en los pasados días gran controversia, en especial por su participación en el show de David Letterman, donde lucía su ya habitual barba descontrolada,  y apenas pudo mantener un discurso coherente, para mofa del presentador y el público asistente en el plató de televisión.

Según asegura a los medios James Gray, el director de la que parece será última película en mucho tiempo (True lovers), puede que una escena de la misma, en la que Phoenix tiene que interpretar un rap, sea en parte la inspiración para la drástica decisión que ha tomado el actor.

Orígenes peculiares

Lo cierto es que su actual estado no es más raro que su biografía anterior. Nació en 1974 en San Juan de Puerto Rico, en el seno de una familia de hippies miembros de la secta “Hijos de Dios”. Cambió su nombre por el de Leaf (Hoja), para estar acorde con los de sus cuatro hermanos, River (Río), Summer (Verano), Rain (Lluvia) y Liberty (Libertad).

El actor creció a la sombra del éxito de River Phoenix (quien protagonizó Indiana Jones y la última cruzada, Mi Idaho privado), una prometedora estrella de cine que murió en sus brazos hace quince años a causa de una sobredosis de drogas, hecho que alimentó de forma efímera su leyenda.

Pero la solvencia interpretativa de Joaquin sólo tuvo esperar a que el intérprete cumpliera la veintena, y apareció en títulos como To die for (1995), de Gus Van Sant, o Inventing the Abbotts (1997).

La recordada perfidia de su personaje Commodus en Gladiator (2000), que le valió una primera candidatura al Oscar, encauzó su carrera hacia un estatus que hasta ahora no había abandonado.

Su trabajo en Quills, The village, Signs y su celebrada encarnación de Johnny Cash en Walk the line,  combinadas con su misteriosa vida personal, han mantenido viva la condición de genio maldito de Phoenix. Lo cierto es que no es el único que toma el camino “extraño”.