Jim Morrison, un poeta de vocación

FLORIDA, ESTADOS UNIDOS (08/DIC/2012).- Poeta de vocación, más que un cantante o "showman", James Douglas Morrison emergió como líder de toda una generación y emblema vital de la banda de rock The Doors, cuya producción discográfica aborda principalmente temas relacionados con la muerte, época y visión de la vida.

Morrison nació en Melbourne, Florida, el 8 de diciembre de 1943, hijo del matrimonio formado por Steve Morrison, un almirante de la Armada de los Estados Unidos, y Clara Clarke, quienes además tuvieron otros dos hijos, Andy y Anne.

Como consecuencia de los constantes traslados por las labores que realizaba su padre, Jim tuvo una infancia y adolescencia difícil lo cual afectó sensiblemente su carácter, al grado de ser un joven desafiante al aficionarse principalmente en la lectura de los poetas malditos Friedrich Nietzsche, Arthur Rimbaud, Jack Kerouac y Allen Ginsberg, lo que le valió el reconocimiento de algunos de sus maestros de la Universidad Estatal de Florida.

De acuerdo con su biógrafos, Jim Morrison dejó el hogar familiar para irse a Los Ángeles, California, donde ingresó a la UCLA para estudiar la carrera de Cine; ahí analizaba a la gente que por sus ideas extravagantes llamaba su atención, uno de ellos era Francis Ford Coppola, quien años después se convertiría en uno de los productores más influyentes.

La playa de Venice fue su refugio ideal, ahí acudían vagos y merolicos, pero también los primeros poetas de la generación "Beat" y muchos artistas de la contracultura de Los Ángeles, que lo mismo intercambiaban conceptos filosóficos influenciados por alguna droga.

Fue en ese sitio donde el joven Morrison se encontró una tarde con Ray Manzarek, compañero de algunas materias en la UCLA y quien luego de larga plática le pidió recitar alguno de sus poemas que sabía, habían impactado a algunos por ahí.

"Bueno, hay uno que puede llevar música, eso creo", dijo Morrison quien empezó con uno de sus favoritos "Moonlight Drive", tras lo cual Ray exclamó "es excelente, creo que hasta podemos formar una banda y ganar miles de dólares!".

La charla también abordó el tema que llevaría el grupo y ambos coincidieron en la idea de que "si las puertas de la percepción fueran depuradas, el hombre podría ver más allá del infinito", recordando una frase de Aldous Houxley.

Para 1967 y luego de grandes esfuerzos llegó el primer disco titulado "The Doors" y aunque hubo quienes pretendieron encasillar al grupo en la psicodelia relacionada con su contexto cultural, sin duda es una banda única, con amplia estructura en sonido, entremezclando el rock, blues y jazz, que complementaron el guitarrista Robby Krieger y el baterista John Densmore, envueltos en la poderosa voz de Jim Morrison.

Amante del caos, el también llamado Rey Lagarto hechizaba sobre el escenario. En los conciertos la gente llegaba y salía extasiada, quizá por la música o tal vez por la presencia de aquel angel o demonio que solía decir "no hay nada más divertido que tocar música ante una audiencia, hay una extraña tensión, hay libertad. Somos eróticos políticos, nosotros, la policía y ustedes".

Jim Morrison, quien hizo a un lado su carrera cinematográfica para centrar su potencial artístico en el rock, se convirtió en héroe del movimiento hippie y al igual que Bob Dylan, sus letras abordaban temas sociales y filosóficos que denotaban gran influencia literaria, desafiando a la música pop convencional e invocando fuertemente a la contracultura de los años 60.

Invitar a una "Revolución" en los Estados Unidos durante un concierto en Miami, fue algo que marcó su vida y la del grupo pues fue arrestado y posteriormente debió enfrentar un juicio con duros cargos.

Esto, muy costoso entre fianzas y tiempo, lo llevó a terminar abruptamente su carrera musical para viajar a Europa, donde buscó el anonimato con la idea de convertirse en escritor.

Jim Morrison murió a los 27 años en París, Francia, y se encumbró al igual que otros grandes del rock de esa época como Brian Jones, Jimi Hendrix, Janis Joplin y Kurt Cobain.

Su epitafio en griego antiguo reza algo así como: "De acuerdo con su propio demonio".