Domingo, 24 de Noviembre 2024
Entretenimiento | La fórmula de su éxito

James Cameron y su fama de perfeccionista

Se considera alguien aprensivo con su trabajo

Por: SUN

CIUDAD DE MÉXICO.- El cineasta desmiente su fama de “enojón”, aunque acepta que se considera alguien aprensivo con su trabajo. Y es que cuenta la leyenda que mientras se encontraba en plena filmación de la película Titanic, una extra mexicana se resbaló y se dio un golpe sobre una de las lanchas en las que supuestamente eran salvados los pasajeros.

El golpe fue, como se dice popularmente, seco. Cuando la mujer volteó hacia arriba, vio una mano que se extendía a ella. No lo podía creer. Era James Cameron quien se había parado desde su sitio de director, a unos cuantos metros y había corrido para auxiliarla.

Le ofreció una disculpa por lo que pasó y le pidió su apoyo. La mujer sonrió y volvió al set. La escena quedó lista en unos pocos minutos más tarde.

Titanic lo elevó a reconocimiento mundial, lo que no había logrado con Terminator y El secreto del abismo. En 1998, cuando el filme se llevó 11 premios Oscar, incluyendo los de Mejor película y dirección, el realizador gritó como el personaje encarnado por Leonardo Di Caprio: “¡Soy el rey del mundo!”. Y tenía razón. Los últimos años así lo han demostrado. Se dio el lujo de darse un descanso de la pantalla grande comercial, hasta Avatar, película que se estrenará en diciembre.

Construye su leyenda

James Francis Cameron nació en Kapuskasing, Canadá, en 1954. Tenía 17 años cuando por el trabajo de su padre, debió trasladarse a California. Por esas mismas fechas vio 2001: Odisea en el espacio, de Stanley Kubrick y decidió que en algún momento contaría sus propias historias.

En 1974 se casó con la camarera Sharon Williams con quien empezaría su larga lista de matrimonios y divorcios. Dejar la escuela a los 20 años de edad, lo obligó a dedicarse a otras cosas. Y es dentro de sus facetas poco conocidas está la de “mil usos”: maquinista, camionero y conductor de autobús escolar. Por las noches se ocupaba en escribir cuentos. Luego de conocer a la leyenda Roger Corman, Cameron recibió la oportunidad de dirigir Terminator (1984), cuyo guión había escrito.
La coestrella en Terminator, Linda Hamilton, fue su esposa durante dos años (1997-1999). Con ella tuvo un hijo.

En ese momento fue cuando se convirtió en uno de los directores de cine más destacados, pues realizó Titanic, del que en principio se dijo sería un fracaso y cuando se estrenó, se convirtió en la más taquillera de todos los tiempos.

Pausa y vuelta

A la euforia de Titanic le siguieron muchos compromisos comerciales, algo que terminó por agotarlo. Luego de ello se daría una pausa y tendría apariciones fugaces, como actor, en High heels and low lifes y La musa, producciones pequeñas.

En 2002 fue productor de Solaris y se dedicó, con una cámara inventada por él, a sacar documentales en formato IMAX como Los fantasmas del Titanic, gracias al cual pudo verse el interior del gran barco en la pantalla grande.

Esperó paciente que hubiera la tecnología suficiente y entonces ideó Avatar, que requiere técnicas tridimensionales, hasta hace poco imposibles. Y está feliz.

Ha puesto en ella toda su experiencia de niño:“Quería hacer una vieja aventura en la selva, establecerse en otro planeta y cosas así”. Ya faltan sólo ocho semanas para saber si el experimentado Cameron volvió a tener razón.

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