Irene Azuela sale de la burbuja

CIUDAD DE MÉXICO.- El único lugar donde Irene Azuela se resigna a quedarse encerrada es en Capadocia, pues su personaje está, como la mayor parte del elenco, confinada en una cárcel. Por lo demás, se considera una mujer libre.

Irene, ganadora del Ariel a Mejor actriz en dos ocasiones de manera consecutiva ( Quemar las naves y Bajo la sal), encarnará a una maquillista de una diva de televisión que por una extraña razón terminará en Capadocia. “Es un personaje que puede crecer en la serie, sin duda tiene una historia que puede dar para mucho más”, explica emocionada la actriz por este nuevo papel.

A sus 29 años, Azuela entra a la etapa de la exposición, es decir se comienza a hablar de su trabajo, recibe ofertas y hasta se da el lujo de rechazar y seleccionar los proyectos en los que quiere participar. “Para mí ha sido una etapa llena de contrastes, pero sobre todo interesante, porque ahora vivo una especie de exposición que antes no tenía, y eso cambia muchas cosas y atrae otras. Sigo siendo muy feliz con lo que hago, afortunadamente me llaman para trabajar, y la diferencia sería ésa de los últimos años para acá. Me gusta en la medida que eso me pueda traer más trabajo y proyectos que elegir”.

Explica que esa abundancia de trabajo no se confunde con decir “sí” a todo proyecto que se le presenta: “Trato de ser bastante selectiva, he tenido muchas ofertas que no me han llenado del todo, y me parece que no tengo que hacerlas, en ese sentido estoy dispuesta a parar un poco, a decir ‘no voy a hacer nada hasta que llegue algo que llame la atención’ y me ha funcionado”.

Apasionada por el drama

Ahora mismo esa “selectividad” le da una nueva dimensión a los planes de la actriz mexicana. Su prioridad, de momento, es hacer una carrera teatral, y para finales de año participará en la obra Oleanna, original del escritor estadounidense, David Mamet (dos veces nominado al premio Oscar, una de ellas con La cortina de humo, 1997) coprotagonizada por Juan Manuel Bernal y dirigida por Enrique Singer, en una puesta en escena que se planea llevar a los escenarios del Distrito Federal.
Irene explica la trama: “La obra trata de un maestro de universidad y su alumna y la confrontación que hay entre ellos a partir de un trabajo que ella presenta y que reprueba, entonces se da toda esta disertación acerca de la educación, el poder y el acoso sexual”.

También se prepara para el primer monólogo de su corta carrera de tan sólo de nueve años, llamado La rubia fatal, del escritor chileno Marco Antonio de la Parra, dentro de la cuarta edición del evento teatral, Drama Fest Bicentenario, el cual será exhibido a partir del próximo 12 de septiembre en plazas públicas de la capital del país.

“El monólogo es una de las delicias de la actuación, es interactuar con el otro, aquí sientes vulnerabilidad al estar tu solo en el escenario, de repente tengo ganas de voltear y decirle mis diálogos a alguien, y como no hay ese alguien, tienes que ser capaz de construirlo y eso me gusta, porque habla de una creación del personaje muy particular”.

Intimidades e intereses

En el monólogo que está por presentarse, Irene saldrá en ropa interior, como parte del concepto de la obra que se presentará en una burbuja de plástico de 5.50 metros de diámetro y que será itinerante. “La rubia fatal es una obra muy interesante y divertida a la vez, porque es el arquetipo de una rubia buenísima, pero esa es la tragedia de su vida, creo que es muy interesante, porque en este país sufrimos cierto nivel de acoso sexual (las mujeres); caminando en la calle es muy común que te topes con un hombre que haga un cierto sonido sugerente.

Entonces es una mujer que es presa de sus pasiones y yo me conecto bastante bien, para mí el reto mayor no sólo es hacer un monólogo, que es una chamba muy grande para un actor, porque tienes que crear toda la atmósfera y todos los personajes, sino que es un proyecto en el que puedes experimentar en todos los sentidos”. Y para experimentos y emociones, Irene se pinta sola.

¿Dónde la has visto?

* El búfalo de la noche (al lado de Diego Luna).
* Quemar las naves (con Diana Bracho, ganó el Ariel a Mejor actriz).
* Bajo la sal (con Humberto Zurita, ganó nuevamente el Ariel).