Martes, 26 de Noviembre 2024
Entretenimiento | De manteles largos

Iñárritu reconoce a Polanski

El manejo del ego, los premios y sus aspiraciones fueron de interés durante su estancia en Zúrich

Por: SUN

Alejandro González Iñárritu asegura que quiere buscar historias diferentes. EFE  /

Alejandro González Iñárritu asegura que quiere buscar historias diferentes. EFE /

CIUDAD  DE MÉXICO (03/OCT/2011).- Mientras batalla por cargar el pesado premio Golden Eye recibido en el Festival Internacional de Cine de Zúrich, el cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu reacciona pronto cuando se le menciona si acaso lo único que le faltaría es un Oscar. “A mí no me hace falta ningún premio”.

“No me hace falta el Oscar como tampoco estoy esperando recibir ningún otro premio. Es un halago que alguien reconozca tu trabajo, pero de ninguna manera lo hago pensando en que me entregan un Oscar”, dijo contundente.

Dos películas de González han estado nominadas a los máximos premios de Hollywood en la categoría de Mejor película extranjera, primero Amores perros y luego Biutiful, pero no ganó. “Un premio no te cambia como cineasta, así sea un Oscar o cualquier otro galardón”, dice para cerrar el tema.

El viernes, en cambio, el Festival de Zurich lo eligió para otorgarle el Golden Eye, el mismo que se le otorgó a Roman Polanski hace un año. “Estoy claro que, aunque es el mismo premio, las motivaciones del jurado fueron diferentes. A Polanski se lo dieron como un homenaje a toda su trayectoria en cine; a mí, en cambio, como un reconocimiento a las películas que he hecho. Polanski podría ser mi padre y es evidente que mi carrera no se compara con la de él”.

Conservará las formas

Vía telefónica desde Zúrich, González Iñárritu cuenta que lo primero que pensó cuando tuvo en sus manos el Golden Eye fue: “Híjole, esta mole de hierro es pesadísima y parece una bomba”.

En tono de broma, el director narra: “Yo creo que difícilmente me van a dejar entrar a México con este trofeo. Bueno, primero tengo que ver si puedo cargarlo hasta allá porque realmente pesa mucho”.  El Golden Eye es, en efecto, un trofeo atípico: de forma circular, semeja, como su nombre lo dice, un ojo.

Ya más en serio, habla de las implicaciones que tiene para el ego recibir un premio por trayectoria cuando todavía no se tienen 50 años: “Yo espero, y trabajo en ello, que este premio no cambie mi forma de hacer cine. Recibir una ovación de pie en un lugar tan lejano siempre resulta algo muy emocionante por el hecho de que lo recibo como un mexicano cuyo trabajo es bien apreciado”, explica.

La fórmula para mantener a raya su ego es, dice, sencilla: “Mi carrera apenas comienza, o eso quiero pensar. Uno no escribe el guión de su carrera cinematográfica, nunca se sabe si mañana harás otra película. Pero desde luego mi obra es pequeña si la comparamos con la de Polanski, por ejemplo. Quiero seguir haciendo muchas películas”.

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