Ilumina el ovni roquero de Bunbury

GUADALAJARA, JALISCO (06/FEB/2014).- Sí es un ovni. El más reciente disco de Enrique Bunbury es un ovni retro que navegó alrededor de la Tierra durante el inicio de su concierto en el Auditorio Telmex,que forma parte del tour homónimo “Palosanto”.

El propio Enrique explica a través de su página web que se ha inventado el significado de “Palosanto”, por si acaso en alguna entrevista le llegan a preguntar: se trata de un ovni vintage de los años cincuenta. Y por eso, echó una broma con sus visuales de un armatoste girando en el espacio para introducir su show ante los más de 10 mil asistentes que le aguardaban.

Cuando Enrique se materializó enfundado en cuero y con lentes oscuros, llevaba la misma cabellera esponjada y ese halo roquero espacial.

Con el banderazo a las 21:10 horas, Despierta, el primer sencillo de Palosanto, aterrizó en el colmado auditorio. Una breve pausa y Enrique retrocedió en la máquina del tiempo hasta su tercer disco en solitario, Flamingos(2002), con la guitarrera El club de los imposibles.

Acompañado por dos guitarristas, un bajista, dos percusionistas y un tecladista, Enrique saludó a Guadalajara y agradeció a su público: “Queremos mostrarles el nuevo material, y también el pasado más inmediato y más lejano”.

Ensartó entonces la densidad de Los inmortales y el escenario se tiñó de luces rojas. Él, con su guitarra acústica, se contorsionaba con ella sensualmente.

Después un polímero de guitarras acústica y teclados que responde al nombre de “Contracorriente”, destilando ese sello rebelde que quedó impreso en su disco debut, Radical Sonora.

“¡Enrique! ¡Enrique! ¡Enrique!”, lo aclamaban. Él contestaba con otra canción: ya fuese el coqueteo funky de Hijo de Cortés, la estela mexicana del poema Ódiame, la arenosa amargura de sus etapas previas en El extranjero, o la emotiva Más alto que nosotros sólo el cielo, que revela su actual faceta de hombre espiritual.

Los éxitos comerciales cupieron cómodamente —Que tengas suertecita, Sí, Lady Blue— junto con su agenda política, como las imágenes de logos ensangrentados de marcas transnacionales y del Ejército alemán en la época nazi.

El iluminado Enrique cantó y cantó hasta 26 canciones. Aún así dejó a todos con ganas de más.