Sábado, 19 de Octubre 2024
Entretenimiento | Los momentos felices de Ismael Vargas llegan al MAZ

Homenaje a cuatro décadas de trabajo artístico

El Museo de Arte de Zapopan rinde tributo a una de las principales figuras de la plástica nacional con el montaje de la muestra Pasión Intacta

Por: EL INFORMADOR

ZAPOPAN, JALISCO.- Casero y a veces viajero, pero, sobre todas las cosas, reservado y con la férrea voluntad de mantenerse alejado de los reflectores. Es Ismael Vargas (Guadalajara, 1947), uno de los principales exponentes de la plástica mexicana, con todo un camino andado en la manufactura de pintura, escultura, cerámica, joyería e instalación. Creador de piezas que presentan cúmulos de objetos cotidianos, ya sean frutas, verduras, cerámicas, textiles, maderas, en fin... Esa repetición infinita del elemento en analogía a los sonidos que conforman un mantra o una oración para provocar un estado mental, un estado anímico, un momento de paz y serenidad. "Exacto, eso es lo que pretendo", reconoce, luego de aclarar que prefiere que sea su obra la que responda a cualquier pregunta periodística antes que él.

Se anuncia como no amante de las exposiciones y la presencia pública. Sin embargo, su carrera lo ha llevado de norte a sur y de este a oeste sin lograr evadir estos factores de la vida artística.

Ahora, antes de que se abran las puertas de Pasión Intacta, muestra que celebra sus cuatro décadas como creador plástico en el Museo de Arte de Zapopan (MAZ), de nueva vez se torna ineludible hablar de sí mismo y compartir sus espacios.

Su casa es una suerte de museo, donde lo ecléctico es el reflejo de su morador. Cristal de Bavaria y cerámica poblana conviven entre porcelana francesa y la osamenta de una ballena, haciendo un cúmulo que corresponde con precisión a su propuesta artística. Incluso, el frutero en su cocina contiene tal cantidad de mandarinas que bien podría ser parte de uno de sus cuadros: desbordante pero armónico.

Su taller, en el mismo domicilio, es un espacio grande y ordenado. Libros, música, cine y otra parte de la osamenta de ballena comprueban ser los insumos creativos del artista. "Yo no fui a la escuela, pero puedo decir que soy tan disciplinado que veo muchísimo cine, leo literatura, veo exposiciones, libros de arte, pinto todo el día y entonces, estoy como en la universidad; y sigo, porque además (el aprendizaje), no va a terminar, ni aún llegando a los 100 años tendría mi título de pintor. Ni lo aceptaría, además, porque siempre que me pongo a trabajar, haz de cuenta que es la primera vez que voy a hacerlo, me entran unos nervios terroríficos, una inseguridad impresionante, cuando voy a la mitad del cuadro me insulto, me la miento, porque ¿quién me obliga a hacer tanta estupidez? Todo el tiempo es así, sin embargo, me levanto y me argumento: ‘Nadie está haciendo esto, todo el mundo está haciendo lo más rápido y lo más fácil; además, es un placer’, aunque no tenga importancia para nadie".

Para Ismael Vargas, pintar y vivir de ello ha sido todo en su existencia (lo hizo durante 31 años al lado de su esposa Judith Gutiérrez, quien falleció en 2003). Ahora continúa haciéndolo, como lo ha hecho desde hace más de 40 años y con el mismo fin: "La verdad es que lo que me interesa de mi trabajo es que pueda vivir en la casa de quien lo compra, y que el que lo compre pueda encontrar en mi trabajo algo que lo sane, que le dé -si está estresado- una posibilidad de relajarse, de tranquilizarse y de pensar que hay cosas bellas".

Y respecto a esa iconografía tan distintiva que logró desde su primera exposición en 1965, la de los conjuntos de objetos que él llama "huella digital", dice con toda simplicidad: "Yo no retrato mi entorno ni mi situación; claro, debe haber algo de política en todo esto, pero yo no lo hago, no tengo ni la consciencia ni la intención. Mi intención es más bien la de hacer del momento en que la gente lo vea, un momento feliz, porque es lo único que no me cuestra trabajo. Ver es fantástico: las plantas, las artesanías, las cosas simples, cotidianas. No me pondría a elaborar un cuadro pensando en argumentos políticos y conceptuales, pero tampoco es visceral. Sí está pensado, pero hacia la belleza, hacia cómo logro un color que vibre más, de qué manera lo coloco, qué le pongo antes o qué le pongo al lado".

Así, es la generación de escenas lo que se representa en su obra: "Exacto, escenas que te den una emoción y que te puedan -sería el objetivo máximo- cambiar la vida".

Cuatro décadas de cambiar la vida a través de escenas cotidianas, o bien, a través de la contemplación de los objetos de la vida diara, hechas cada una como si fuera la primera vez, serán expuestas bajo el título de Pasión Intacta en el MAZ.

Opiniones

"La máscara de Ismael Vargas recobra, mediante el sincretismo, el gran barroco popular mexicano", Carlos Fuentes.

"Hay algo en Ismael Vargas tan apabullantemente cierto, tan terriblemente de a de veras, que frente a él uno se queda de una sola pieza", Elena Poniatowska.

"Ismael Vargas es una artista que encontró el camino para interpretar al mundo real y al invisible, y para establecer la comunicación entre sus obras y los espectadores", Fernando Gamboa.

"Ismael Vargas es un artista lleno de paradojas, de misterios, de trasfondos que en nada alteran la sinceridad de sus expresiones más simples", Alberto Ruy Sánchez.

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