Viernes, 22 de Noviembre 2024
Entretenimiento | La Zona Metropolitana de Guadalajara ofrece tres espacios para los amantes de la trova

Encuentro con la poesía musical

Para los amantes de la trova, en la zona metropolitana de Guadalajara hay tres espacios para disfrutar del género

Por: EL INFORMADOR

Rojo Café. El espacio fundado y dirigido por Alfredo Saras alberga diversas actividades, entre ellas la trova, pasión de su creador.  /

Rojo Café. El espacio fundado y dirigido por Alfredo Saras alberga diversas actividades, entre ellas la trova, pasión de su creador. /

GUADALAJARA, JALISCO (28/NOV/2013).- El trovador es un hombre que con música, poesía e historia hace eco a su voz y pensamiento”, dice Silvio Rodríguez. Para Alberto Escobar: “es quien trae y lleva la noticia, es un juglar de representantes populares”; mientras que Pablo Garabito opina que “es aquel guerrero con guitarra en mano que quiere exponer sus ideas, donde mezcla la lírica y el sonido”.

Independientemente de la forma en que se describa a este personaje, lo cierto es que la trova —y sus representantes— continúan vigentes, aunque los espacios hoy no sean tantos como lo fueron en el pasado; y muy a pesar de que La Peña Cuicacalli (por excelencia, el punto de reunión de los amantes del género) ya sea sólo una estampa en el recuerdo de muchos.

Quienes gustan de la trova —esta forma de hacer poesía con música que surgió con ánimos de protesta en Cuba y hoy también es el método correcto para abrir los corazones— pueden encontrar en Guadalajara uno que otro rincón donde todavía hay ganas de deleitarse con notas de la guitarra y la voz del trovador.

Rojo Café (fundado por Alfredo Saras —quien, por cierto, también es trovador—), es quizá uno de los espacios con mayor proyección, pero no sólo en el género, sino que se ha abierto a otro tipo de manifestaciones: ahí el rock, el teatro e incluso la danza, también tienen cabida.

“Se acabó La Peña que fue el cobijo de todos y aunque el Rojo Café tomó la estafeta de alguna manera, obviamente para subsistir ha tenido que hacer un poquito de todo”, explica Alberto escobar. Entonces, realmente la impresión que tengo es que han estado faltando espacios tanto institucionales como privados que le den más juego a este tipo de propuesta”.

La denuncia en cuanto a la falta de espacios es general, pero no sólo se circunscribe a la trova, en realidad, representantes de muchas manifestaciones artísticas encuentran eco a la hora de lamentarse sobre la escasez de sitios. Sin embargo, con ánimos de rayar en el positivismo extremo, se puede decir que los hay, pocos, pero ahí están.

Así, al Rojo Café se suma Sólo bohemios, un espacio  que ha resistido los embates del tiempo durante 21 años. Aunque también han tenido que ampliar sus horizontes para permitir la presentación de solistas y agrupaciones de otros géneros.

La Casa del Mezquite es también un lugar para la trova y al mismo tiempo mantiene un concepto de centro cultural: exposiciones, clases de idiomas, conferencias, talleres y un largo etcétera convergen ahí. Y, por supuesto, también —como en los otros sitios— se puede consumir alguna bebida o alimento mientras se disfruta del espectáculo.

TOMA NOTA
¿Dónde ponerse bohemio?

Rojo Café


Guadalupe Zuno 2027, casi esquina con Chapultepec.

Teléfono: 3344-8492.

Sólo Bohemios


Nueva Escocia 1590, en Providencia.

Teléfono: 3640-0806.

La Casa del Mezquite


Aldama 22, Atemajac del Valle (Zapopan).

Teléfono: 3823-4864.

Sin vocación, no hay trova

En Guadalajara la escena de la trova ha perdido espacio y vocación, consideran Pablo Garabito, Alberto Escobar y Alfredo Saras, todos ellos músicos de este género.

Hoy en día existen cantautores muy talentosos en la Perla Tapatía, pero no hay uno que sobresalga por su voz interior, con una visión clara de la vida, sobre conflictos de coyuntura.

Sin demeritar el talento de artistas emergentes, estos especialistas en el tema, señalan que hoy la sociedad ha cambiado y las necesidades de expresarse son otras. Saras lo atribuye al amor y el desamor por el que atraviesan los jóvenes hoy día; Escobar plantea que él perteneció a una generación de soñadores donde se amaban las utopías y que ahora hay un desencanto en la sangre joven donde no se busca la confrontación consigo mismos;  y Garabito lo atribuye a que la influencia de otras figuras emblemáticas del género ha sido tan fuerte que hay músicos que se mimetizan y tienen miedo de arriesgarse y ser diferentes.

“A estas alturas no creo que sea un problema de espacios, es un problema de vocación. Hay mucho talento en la música, personas que tienen buen oficio haciendo canciones —advierte Saras—, pero el contenido no tiene una postura ideológica, no tiene un testimonio de cosas que están pasando. Un escenario puede ser cualquiera”.

Mientras que para Pablo Garabito, la trova desapareció hace mucho tiempo, y el movimiento latinoamericano que existió se  convirtió en “canto nuevo”.

“Desde hace  20 años estoy inmerso en el movimiento de cantautores y puedo decir que a principios de los noventa había un importante movimiento. Aquí  existen muy buenos compositores, pero cuando digo que está en decadencia es porque ya no se busca su propia voz, se repiten, imitan”.

La manera en que la trova prevalecerá, aseguran los expertos, será cuando más cantautores con esta vena dejen las influencias y se arriesguen a ser ellos mismos, cuando exista una coyuntura que logre inspirar y cuando resurja la vocación por remover las entrañas de quienes son los receptores.

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