El vértigo romántico de Rosana

GUADALAJARA, JALISCO (09/MAR/2013).- Noche de antro. Noche de David Guetta y su sonido electrónico. Noche de clausura en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara. Noche de bar, copas y amigos. Todo a la misma hora. Y parecería que no había espacio para nada más, pero sí. Hubo una voz que se alzó con fuerza. Que impregnó el ambiente de romance, y que reclamó un espacio para aquellos que andan con el corazón en la mano. Fue la noche de Rosana.

La intérprete ibérica se presentó ante un repleto Teatro Estudio Cavaret, demostrando que en Guadalajara no solamente hay público para todo, sino que hay mucho público. Llegó a la ciudad con la esperanza de que no estaría sola, y no se equivocó. Mil 200 almas cantaron como si fueran una sola garganta los temas de la artista, de pasaporte español, pero que encontró en México su segunda patria.

Rosana apareció en el escenario poco después de las 21:10 horas. Lozana, fresca, gritando, saludando. Con el cabello alborotado y su inseparable guitarra. No tuvo necesidad de ganarse a la audiencia. Su sola presencia fue suficiente para desatar el griterío del respetable.

"¡Me tienen muy consentida!", afirmó la cantante con el rostro ruborizado, ante la avalancha de pulseras, flores y cartitas que llegaban a sus manos. El ritual del amor comenzaba.

Melcocha desatada

Un sofá, un juego de luces sencillo, el micrófono y detalles florales. Ese fue todo el escenario que montó Rosana paras su show. No preciso de traer músicos y tampoco efectos especiales. La apuesta era sencilla, y la intención era que sus temas fueran los grandes protagonistas de la noche.

''El talismán'', ''Contigo'' y ''Cambiar el mundo'' fueron las elegidas para ir calentando el ambiente. El griterío constante y los coros desde las gradas dejaban adivinar que la elección de temas eran los correctos. ''Tú cruz por la cara'' y ''Si tú no estás aquí'', esta última de las más aclamadas, formaron un puente perfecto entre la garganta de la artista y los corazones de sus fanáticos.

En cada concierto que ofrece, Rosana convierte el romance en su lenguaje. Pero no solamente es el amor, los rompimientos y la soledad protagonizaron la velada. La cantante procuró que entre canción y canción se aligerara un poco el ambiente. Incluyó chistes a lo largo del show, comentarios jocosos, y cuando pudo, intercambio de opiniones y saludos con sus fanáticos.

Y entre los fanáticos, lo que dominó fue la presencia femenina. De los mil 200 asistentes, dos terceras partes eran damas, desde adolescentes hasta contemporáneas a la española. Fueron ellas las que gritaron a todo pulmón temas como ''Cambiar el mundo'', ''A fuego lento'', ''Pa' ti no estoy'', ''Buenos días mundo'', ''Quiéreme'', ''Llegaremos a tiempo'', ''Lunas rotas'' y ''Mi trozo de cielo''.

Tras tres amagos de despedirse y regresar al escenario, la cantante finalizó su concierto. Fueron dos horas de espectáculo, donde la mayor parte de las interpretaciones fueron a petición del público. Las sonrisas de quienes abandonaron el Cavaret a las 23:10 horas confirmaban que Rosana mantiene su toque intacto.

AGENCIA EL INFORMADOR / JUAN FRANCISCO GONZÁLEZ