El rey de su destino

MORELIA, MICHOACÁN (19/OCT/2010).- Pocos directores plasman en cada película una esencia tan personal como Carlos Reygadas. Amo de su propio camino, su propio estilo y su propia filosofía, es considerado como uno de los cineastas más representativos de México en la época contemporánea, pero también uno de los críticos más ácidos del país.

Es probable que esa vena de cinismo artístico le valiera la invitación para formar parte de Revolución, un largometraje compuesto a su vez por 10 cortos, uno de los cuales es de Reygadas, titulado Éste es mi reino.

El material de Reygadas muestra una fiesta popular que lentamente, por efectos de la convivencia y el alcohol, se va saliendo de control hasta terminar en un desastre. Sin filtros ni discurso e incluso sin actores profesionales, el director lanza un señalamiento directo al corazón de la conmemoración del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución.

Sin ánimo de agradar pero sí con la idea de exponer, Carlos Reygadas se limita a ver la realidad tal cual la observa. A final de cuentas, él es el rey de su destino.

Derrumba mitos

Éste es mi reino es para Reygadas una muestra de cómo una fiesta puede desembocar en el caos, un ejemplo que también se puede aplicar al modo en que está construido un país como México. “El cortometraje es actual en la metodología en como está  realizado, con una visión muy contemporánea, pero la visión de los mexicanos que allí se muestran me parece la misma que hemos visto en la sociedad durante siglos: Estamos dispuestos a trabajar duro pero no somos capaces de alcanzar un objetivo común”.

El también director de Luz silenciosa lanza una crítica frontal a la definición académica de lo que es la Revolución al señalar que el movimiento nació como “un movimiento de gente fuera de control sin mucha claridad de lo que está haciendo, con ideas nobles en el fondo pero incapaces de encauzarlas rumbo a algo bueno. Tal como lo vemos ahora con la política, donde un grupo de individuos juega con las ilusiones de la gente en beneficio propio”.

El cineasta mexicano, cuyo talento ha sido reconocido incluso en el extranjero, no buscó matizar su opinión sobre lo que a su juicio se encuentra mal en el país, e incluso apuntó que “no tiene caso quejarnos de los políticos si nosotros votamos por ellos. Es el Gobierno que merecemos, en ese sentido”.

Escuela compartida

Celebrado por sus encuadres y el ritmo pausado que impone en sus películas, entre las que destacan Japón y Batalla en el cielo, consideró falso que su estilo esté creando una “escuela” en México y expuso que lo mejor que le puede pasar al cine es que se muestre una amplia diversidad de estilos, “que es tan benéfico como tener en la cartelera opciones de drama, acción o suspenso”.

Criticó además que las películas mexicanas sean “aplastadas” en la cartelera por las producciones estadounidenses con la complicidad de los exhibidores, al considerar que “Hollywood ha maleducado a los espectadores en muchos sentidos con su ritmo, que es la réplica exacta de lo que hace la televisión”.

El realizador afirmó que si bien México no se encuentra al borde de otra revolución, sí se encuentra en una encrucijada en la que tiene que definir el futuro que planea adoptar y la forma en que plantea crecer, “aunque sé que no es un cambio que pasará de un día para otro. Podría tomar décadas o cientos de años”.

Nada que celebrar

La conmemoración del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución convocó a cientos de artistas de diversas disciplinas, pero uno de los que se negaron a formar parte del movimiento fue Carlos Reygadas, quien incluso, critica el gasto que hizo el Gobierno Federal.
“En un momento como el que vivimos, lo mejor habría sido recordar a quienes han caído en medio de la violencia y reflexionar sobre lo que ha pasado para darle una solución, no hacer desfiles y despilfarros”.

EL INFORMADOR / FRANCISCO GONZÁLEZ