GUADALAJARA, JALISCO (02/FEB/2017).- Hay algo casi sobrenatural en la relación de Ryan Gosling con las cámaras. No es el tipo más musculoso que se pasea en los foros, ni posee el rostro que Hollywood esperaba y tampoco tiene la fama de conquistador que cargan varios de sus colegas. Pero lo que sí tiene a su favor es ese “algo” que le hace sembrar suspiros y aplausos en la audiencia.Mañana se estrena en la cartelera cinematográfica de la ciudad la película “La La Land”, tras un buen paso por Salas de Arte locales. En la cinta, Gosling encarna a “Sebastian”, un frustado pianista cuyo corazón queda flechado por Cupido tras conocer a “Mia” (Emma Stone), una actriz principante. “Cuando leí el guion por primera vez, supe que estaba ante una oportunidad única en la vida”, explica el rubio actor.La oportunidad de hacer pareja nuevamente con Emma Stone y ponerse bajo las órdenes del director sensación de Hollywood, Damien Chazelle, motivaron al histrión para decirle sí a un proyecto que está convertido en el gran favorito para la noche del Oscar. Y es que, ¿quién puede dudar que todavía hay magia en la Meca del Cine?—Antes de hacer “La La Land”, ¿ya eras fanático de los musicales?—Soy muy fan del género, incluso de aquellos que no están referidos en “La La Land”, todas esas películas de los años cincuenta. Pero la verdad, nunca imaginé que terminaría haciendo una. Fue muy ambicioso de parte de Damien Chazelle al querer hacer un musical, pues lo estuvo buscando durante años y tenía muy claro lo que deseaba. Como actor es algo que siempre busco, trabajar con alguien que tenga muy claro qué es lo que quiere hacer.—¿Cuál fue el mayor reto que enfrentaste al hacer esta película?—Bueno, mi personaje es un pianista genial y yo no (risas). Sabía por el trabajo que hizo Damien (quien es músico) en “Wiplash”, lo importante que era que el tocar un instrumento se viera auténtico. Así que tuve que aprender a tocar mucho más del piano y de paso memorizar profundamente las rutinas de baile, pues la cinta no apuesta por los cortes. Esos fueron los principales desafíos.—¿Cuánto te tomó estar listo?—Tomé clases de piano por cuatro horas al día durante dos meses y medio. También clases de baile, todo antes de la película.—¿Y ya sabes tocar el piano?—Al menos las melodías que suenan en la película, que son hermosas, por cierto... ya que las toco tanto en casa que creo que ya están cansados (risas).Fue una preparación asombrosa. Jamás me había preparado tanto y llenado tanto de energía para un papel. Ha ido una de las experiencias más impresionantes de mi vida.—¿Cambió tu perspectiva de lo que es ser actor luego de haber dirigido tu propia película (Lost River, en 2014)?—Soy más sensible ahora. Como actor, o desde cualquier área de la producción, hay una perspectiva más fácil al momento de ver una película que la que tienen los directores. Quienes trabajan en el área de vestuario solamente se fijan en eso. Quienes trabajan en el área de dobles solamente observan eso. Para el actor todo es sobre actuación. Pero cuando diriges una película tienes que observarlo todo.—¿Cómo fue volver a trabajar con Emma Stone?—Es la tercera vez que compartimos proyecto (“Crazy, Stupid, Love” en 2011; “Gangster Squad” en 2013 y “La La Land”). Al principio fue una cuestión de conocernos, pero ahora nos tenemos confianza, sabemos lo que queremos y dejamos que todo fluya en beneficio de la película.—Según Emma, la última vez que les tocó bailar en una película (“Crazy, Stupid, Love”), ella tenía miedo que en un momento de la coreografía donde tú la cargas, sin querer la arrojaras al piso...—¡Pero no pasó! Todo el miedo estaba en su cabeza (risas).LO QUE DEBES SABER ¿Qué sigue para él?Ryan volverá a la pantalla con las películas “First Man”, “Song to song” y “Blade Runner 2049”. Se espera que todas lleguen a la pantalla en el transcurso del año.“Sebastian”, definido por Ryan“ ‘Sebastian’ es un pianista que quizás habría sido una gran estrella si hubiera nacido 70 años antes. Pero en estos tiempos, lo único que consigue es un trabajo como músico en un bar. Siempre busca la manera de no comprometerse con nada, y llega al punto de traicionar sus ideales incluso por seguir en ese estado. Pero también sabe que no es un niño y debe encontrar la manera de vivir y crecer realmente”.Gosling agrega que entiende la frustración que siente “Sebastian” en la trama, pues “se ha ido quedando sin opciones en la vida”.