El fin del cine en 35 milímetros

CIUDAD DE MÉXICO (04/ENE/2013).- El 2012 significó el inicio del fin del cine como se le conocía: en 35 milímetros, tanto en su hechura como en la manera de proyectarse. El siguiente paso es la era digital.

La primera llamada fue hace un año, cuando Kodak, fabricante del celuloide, se declaró en bancarrota. A mediados de 2012 la compañía Fujifilm anunció que también dejará de producir, en marzo, los rollos tradicionales para película.

Según Screen Digest, que investiga y analiza el mercado de las comunicaciones, en 2012 la proporción de filmes en 35 mm sólo representó el 37 por ciento en las pantallas a escala mundial, y en 2015 bajará, casi como si fuera un efecto de disolvencia, al 17 por ciento.

“Son cambios que estamos viviendo en México, una revolución en el cine”, señala Alejandro Ramírez, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica.

Lo generado

La digitalización democratizó la manera de hacer cine. Si una cámara de 35 milímetros oscila en el millón de pesos; ahora con 30 mil pesos se puede tener una que permita hacer un filme.

Jack Zagha, director de Adiós mundo cruel que ha experimentado en ambos formatos, dice: “En casi cien años fue igual el hacer cine y ahora hasta con un Iphone se puede hacer una película”.

En México las cadenas exhibidoras ya comenzaron su conversión, con la observación de que por los próximos tres años, cuando una película digital cambie de sala, los productores deben pagar unos 800 dólares (más de diez mil pesos) a los exhibidores. Hasta ahora solamente ejerce un pago único de alrededor de 13 mil pesos por cada copia en 35 milímetros y no cuesta trasladarla.

Al nuevo cobro se le conoce como Virtual Print Fee (VPF) y tiene como finalidad que los dueños de los salas de cine recuperen la inversión que hicieron para cambiar de proyectores de celuloide a digital (más de medio millón de pesos, promedio por cada sala).

La cantidad a pagar es establecida por los exhibidores de cada país donde opere.

Eduardo Bárcena, exhibidor en el interior de la República, señala que la idea es que dicho pago sólo sea por tres años.

“Después sólo se cobrará que se mande la tarjetita con la película”.

Lo que le preocupa es no saber el tiempo de vida de los proyectores.

“Si son como computadoras, espero que no duren lo mismo (unos tres años) y otra vez tengamos que comprar”, señala.

Cinépolis es la cadena más adelantada en la transición, esperando que para fines de 2013 estén convertidas sus casi dos mil 500 salas.

Los cineastas independientes son los que están sufriendo. Matías Meyer buscó salas que soportara el 35 milímetros de Los últimos cristeros, su filme.

“Cuesta ya trabajo y siendo digital, hay que pagar un dinero extra que no tenemos”, expresa.

EL DATO

Las ventajas de lo digital

*Barato. Ahorra costos por no tener que revelarse el material.

*Nitidez. En la proyección la imagen es más nítida y no se ven “pelitos” en algunos momentos.

*Audio. Superior a lo conocido y permite una mejor separación de canales de sonidos.

*Costo. En tres años, se calcula, los productores no deberán pagar por una copia de su filme, que ahora cuesta unos 10 mil pesos.

Y las desventajas

*Laborioso. Se deben hacer mejores escenografías pues las imágenes en el cine digital revela cuando se trata de cartón o madera, por ejemplo.

*Costumbre. Hay cineastas que no desean despegarse del formato 35 milímetros.

*Sobreproducción. Se espera un “boom” de películas en los siguientes años ante las facilidades para producir .