El 'Jimi Hendrix del acordeón' prende al Cervantino

CIUDAD DE MÉXICO (17/OCT/2014).- A Kimmo Pohjonen le llaman el ''Jimi Hendrix del acordeón''. La noche de ayer jueves en la Alhóndiga de Granaditas, el finlandés dio cuenta de su virtuosismo, pero no logró llenar uno de los más importantes espacios populares que tiene el Festival Internacional Cervantino; lo que sí pudo es demostrar que su acordeón, tocado como nadie, puede contener toda una orquesta.

El músico nacido en Finlandia en 1964, considerado una de las figuras más relevantes de la escena musical contemporánea, hizo gala de su fuerza sobre el escenario. Imponente, Pohjonen logró conectar con un gran sector de los asistentes al único concierto que forma parte del programa que él dedica a los jóvenes.

Ayudado por el diseño del sonido de Tuomas Norvio y el diseño de luces de Antt Kuivalainen, que es fundamental para la concepción de su figura sobre el escenario, el músico sustentó buena parte de sus interpretaciones en la improvisación. Su trabajo que ha sido catalogado de innovador, audaz y transgresor, pues ha llevado el acordeón, instrumento asociado con el folclor y la música tradicional, a niveles electrónicos de vanguardia.

Kimmo Pohjonen toca el acordeón desde los 10 años, pero fue hasta dos décadas después cuando realmente descubrió que el instrumento podía albergar a toda una orquesta y desde entonces ha hecho una exploración del instrumento y manejo de elementos electrónicos que me permiten manipular el sonido.

También se apoya en su voz, que a veces parece un susurro y en otros un punto central desde el que surgen los sonidos de un acordeón único. Él es un volcán electrónico sobre el escenario. A veces de pie y otras tantas sentado, con un atuendo japonés metálico, Pohjonen generó una música que hizo temblar a los asistentes.

Ese volcán que hace erupción con un acordeón sobre el escenario, se vuelve terrenal en las calles de Guanajuato. Pasada la media noche, apenas ataviado con una playera verde, el notable acordeonista bailó salsa y son cubano en ''La dama de las Camelias'', el mítico salón de baile donde terminan todas las noches del Cervantino.