Entretenimiento | Contemplaciones contra el tedio David Negro Guerrero Contemplaciones contra el tedio Por: EL INFORMADOR 11 de marzo de 2009 - 04:05 hs I Hubo una época, estoy seguro, en que uno de los deseos que tuve -y también algunos de mis amigos- era el de ser presidente de México. Era un niño, y así como viví tardes en las que me sentaba debajo del tinaco en la azotea dizque a manejar un camión (con todo y sus pasajeros, todos ellos la pura chiquillería que vivíamos en unos pequeños departamentos de la colonia Nápoles, en la Ciudad de México), también hubo en las que nos poníamos a jugar a lo que queríamos ser de grandes. Nunca faltaba el que la hacía de bombero, el de policía, a otro le latía ser boxeador -de hecho, lo fue, aunque nunca brilló y mejor se dedicó a entrenar a jóvenes- y éramos como dos o tres los que siempre queríamos ser presidentes. ¿Por qué? Porque algo nos decía que a ese señor todo mundo le obedecía, que él mandaba y que todos lo admiraban porque trabajaba mucho y tenía al país al tú por tú. Era una época en la que no leía periódicos -las revistas que me chutaba eran las de Editorial Novaro (tamaño "colibrí", "águila" y "avestruz"), además de Chanoc, Memín Pingüín y Cucurucho y tío Rius-; días en los que veía la tele solo porque salía El Tío Gamboín y Genaro Moreno (¡ah, cómo les envidiaba los muñequitos de cuerda o automáticos que presumían!), El Hombre Nuclear, las series de Chespirito y los partidos de futbol en los que jugaba el Atlante; días de inicio con mis primeros libros (A. J. Cronin y Juan Ramón Jiménez). En casa no se hablaba mucho, pues la jefa llegaba harta de la jornada diaria y ser hijo de madre soltera en la década de los 70 no era nada fácil. Pese a eso, la mamá al menos se relajaba poniendo discos de rock (los Doors, Led Zepellin, Van Cliburn, Elvis Presley, ¡Angélica María! y hasta música hawaiana y tahitiana), paseando los domingos en el Parque Hundido y de vez en cuando echándose las noticias con Jacobo. II Fue en la escuela y con los amigos del edificio en donde viví (fines de los 60 y primeros años de los 70) en donde la ilusión de quién sería de grande me llevó a pensar en ser presidente. Claro, con el tiempo y las vicisitudes de la vida aterricé en los terrenos de lo que hoy me apasiona, me gusta y me desvela: el amplísimo mundo del arte y la cultura, de los medios y la comunicación, de la creación artística y su impacto social. Al paso de los años, también, he confirmado que no fui -ni soy- el único chavito con aspiraciones presidenciales; sin embargo, he sido testigo de cómo esa ilusión cada vez se va distorsionando, perdiendo o, de plano, ya ni importa. Hoy muchos chavos relacionan al presidente con transa, con corrupción, con poder desmedido y con el responsable de que el dinero de los padres nomás no alcanza. Y, por desgracia, esa sensación ha alcanzado a otros personajes que hace años eran considerados como héroes: el policía y el abogado, principalmente. III Pienso en todo esto al leer y enterarme de la visita a nuestro país de Nicolás Sarkozy y su bellísima esposa, Carla Bruni (¡cómo me acordé de algunas páginas de Noticias del Imperio!), y el impacto y revoloteo que provocaron. Pienso en el desenfado y aspecto hasta desmadrosón del presidente de Francia (su visita a la Cámara de Senadores fue de antología), y lo que tal vez le habrá comentado a su mujer, ya solitos: "¿Cómo ves, mon chéri, a estos funcionarios mexicanos? Tuvieron que sacar a los visitantes de Teotihuacán para que estuviera el presidente y nosotros. ¿Y te fijaste toda la bola de pelones de eso que dicen que se llama Estado Mayor Presidencial? Creo que se ríe más un mandril que esos pobres, ¿eh?". ¿Qué ha pasado con la imagen del presidente que se tenía hace años? La respuesta tampoco hay que buscarla mucho: simple y sencillamente esa imagen la han pisoteado, burlado, humillado y denigrado los propios y mismísimos mexicanos que han fungido como presidentes de México de 1960 para acá, sobre todo a partir de López "Porpillo". ¿Hay alguno que se salve de la quema? ¿Puede alguien hablar maravillas de lo hecho por Echeverría, Jolopo, Miguelito de la Madrid, Charlie Salinas, Zedillín o Vichente? Es más la mofa, la broma y el chiste de doble sentido el que gana a la hora de evocar a tan esforzados héroes de nuestra patria. IV Y ahora le toca el turno al llamado "Presidente del Empleo" (hasta parece burla el mote, justo cuando los indicadores del desempleo están de dar miedo). ¿Estará de acuerdo en vivir secuestrado por él mismo? ¿Qué habrá sentido al haber visto la ceremonia de toma de posesión de Barack Obama y compararla con la que él tuvo el 1 de diciembre de 2006? Además, a mí sí me sacan de onda los cuarentones que son derrotados por el tiempo y se ponen el saco de la cuadratura y la visión retorcida. Algo les pasa -o algo, al menos, le pasó a él-, que se perdieron viendo hacia la nada, trepados arribita de su ladrillo sexenal. V ¿La culpa es del narcotráfico y la inseguridad? ¿De veras? Comentarios, quejas y retazos de la infancia perdida a: davidguerrero.lemus@gmail.com. Temas Contemplaciones contra el tedio Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones