Damián, dueño de su destino

CIUDAD DE MÉXICO.- Damián Alcázar no sólo fue uno de los mexicanos más vistos en el mundo, sino que además el 2008 le trajo un acercamiento con los niños.

La razón es simple: se estrenó Crónicas de Narnia. El príncipe Caspian, donde interpretó al villano Lord Sopespian.

“Digamos que los niños están ahí y el papá les dice que yo era el malo a caballo, aunque no traigo barba. Me saludan mucho, es muy rico convivir con la gente de una manera normal y tranquila.”

-¿Todavía lo puedes hacer?
-Sí, aunque de repente me cuesta un poco. Un día fui a un lugar de arte y los chavos y maestros de repente estaban conmigo sacándose fotos y todo eso. Con ganas de decir: “Oigan, háganse para allá” (risas), pero no, siempre he tratado de ser relajado y disfrutar eso.

-¿Te cambió la vida Narnia?
-Uno no se da cuenta de todo eso, yo sigo eligiendo las historias que me gustan y trabajando con los mejores. Sí, por supuesto, hay más invitaciones, digo, haré una película en Bogotá... Yo no quiero irme a hacer cine a Hollywood sino hacer el cine con los que quiero, donde sea.

Damián tuvo un buen año laboral. Se le vio en la pantalla grande como un asesino en Satanás o un migrante en El viaje de Teo. Y rodó un par de películas: De la infancia y Don’t let me drown.

En la primera, es un ladrón que maltrata a su familia. La segunda propuesta le hizo representar a un obrero mexicano que ayuda a levantar los escombros de las caídas torres gemelas de Nueva York.

También se fue a estudiar inglés a Estados Unidos, donde, sorpresivamente para él, fue invitado a impartir conferencias sobre su carrera.

Y como dicen que los viajes ilustran, si se suma la cultura política de Alcázar, los resultados se agrandan.

“En ese sentido me fue bien, pero como mexicano los hechos violentos que se han estado dando, los secuestros y todas esas cosas, me han entristecido mucho.”

-¿Te irías a vivir a otro país, como lo has dicho en ocasiones anteriormente?
-De alguna manera estoy viviendo en otros países, digo, es un crimen vivir en esta ciudad (de México), es un crimen antinatura. Por ejemplo, no quiero comprarme un coche porque sería contribuir con esa destrucción, no quiero ser responsable de esto.

Creo que hay que salirnos de aquí. Los ciudadanos nos damos cuenta de que las cosas van de mal en peor, pero a los políticos no les interesa en lo absoluto lo que los habitantes pensamos.

-¿La gente te dice que seguimos igual que como lo mostraste en ‘La ley de Herodes’?
- Claro, todo mundo lo sabe. El ciudadano no es ningún tonto. Por más propaganda que nos pongan de que las cosas están bien, de todas esas patrañas, las cosas están igual.
Por ejemplo, eso que hicieron con el petróleo toda esa sarta de mantenidos que tenemos en la Cámara de Diputados y Senadores, es patético.