Entretenimiento | Sofía Carrillo y Samuel Kishi regresan a casa con el Ariel Cumplen el sueño El talento de ambos realizadores se corona en la entrega del máximo galardón del cine nacional Por: EL INFORMADOR 4 de junio de 2012 - 04:20 hs ANIMADA. Sofía Carrillo, directora de Prita Noire. / CIUDAD DE MÉXICO (04/JUN/2012).- No fueron con la expectativa de ganar nada. Sólo buscaban disfrutar lo que pensaban sería una velada muy especial, donde estarían rodeados de algunos amigos y se codearían con las estrellas del celuloide azteca. Para Sofía Carrillo y Samuel Kishi la entrega del premio Ariel será una noche grabada con letras de oro en su memoria. Será la noche en que ambos directores entraron en la historia mexicana como los ganadores del máximo galardón que entrega el Séptimo Arte Nacional. Sofía levantó el Ariel en la categoría de Mejor cortometraje de animación. Samuel hizo lo propio en el ramo de Mejor cortometraje de ficción. Ella por Prita Noire, él por Mari Pepa. Dos estilos muy distintos que comparten una formación común (ambos talentos forjados en la Universidad de Guadalajara) y que ahora se revelan como promesas hechas realidad para el cine nacional. Sofía es la primera en tomar la llamada el domingo por la mañana. Las emociones del sábado están aun frescas en su mente. “Me siento muy emocionada por el premio. Es un galardón con historia, que se entrega desde 1946 y es muy interesante ser parte de él ahora. La verdad, no me la creo todavía (risas)”. Carrillo, una de las animadoras con mayor talento en la escena cinematográfica nacional, confiesa que le cuesta hacerse a la idea de que ya es parte del selecto grupo de directores que pueden presumir un Ariel en sus vitrinas. “A ratos me la creo. Y como también ganó (Samuel) Kishi se siente, no sé, como ‘Poder Tapatío’ en cine (risas). Hay muchas razones para celebrar y yo me siento muy feliz, porque al momento de subir fue el recordar el esfuerzo de todos. De mis colaboradores, de mi familia, de mis abuelos”. El premio de los necios Días antes de la entrega de los premios Ariel, tanto Kishi como Carrillo habían platicado con este diario sobre las principales cualidades que debía tener un cineasta independiente que aspiraba a trascender con su trabajo. Fue un “decálogo informal” en donde ambos coincidieron que la principal virtud que debe tener quien levanta un proyecto en el Séptimo Arte es la “terquedad” en seguir sus sueños. Y el premio a la persistencia del dúo en sus respectivos proyectos ha sido, justamente, trascender. “Todavía estoy aterrizando mis ideas. Todavía veo el premio y me pregunto, ¿a poco sí pasó esto?”, explica Samuel Kishi, también vía telefónica. Su voz derrocha una alegría que ya no es posible contener ante un cortometraje que marca un antes y un después en su vida profesional y personal. “Es como tener una super carga de vitamina D (risas)”. El joven cineasta anota que jamás imaginó tener un Ariel entre las manos, pero también explica que esto no representa una culminación, sino el nacimiento de nuevas metas. “Quiero seguir trabajando, quiero seguir creando. Sí, qué chido que ganamos, pero este premio es un aliciente para trabajar, crear, darle forma a nuevos proyectos”. Tanto para Samuel como para Sofía, el premio es un recordatorio de que el cine independiente puede codearse y superar a las grandes producciones de estudio. Que el presupuesto no lo es todo. Que el talento es más. Que ser tercos puede ser una virtud. Y que a veces, quienes van a una entrega de premios sin esperar ganar nada, terminan por llevarse todo. UN LUGAR ESPECIAL¿Dónde van a guardar el Ariel?Sofía Carrillo: “No sé, yo creo que junto a (la figura de) Prita, con su carita feliz, se va a ver muy padre”. Samuel Kishi: “En mi estudio, pero antes lo voy a sacar de gira para que lo vean mis familiares mañana (hoy) que llegue a Guadalajara. Va a ser como presumir la Copa del Mundo”. CON EL CORAZÓN EN LA MANOEl discurso real de los ganadores Ya sea por cuestiones de tiempo, por los nervios, porque “se les va la onda” o simplemente porque en ese momento las palabras no brotan como quisieran, muchas veces los ganadores en una ceremonia no tienen la posibilidad de decir lo que quisieran al momento de recibir su premio. Ya con más calma, pero todavía emocionados y sin el límite de tiempo que impone una ceremonia, Sofía Carrillo y Samuel Kishi relatan a este diario el discurso que hubieran querido dar la noche del sábado, cuando recibieron el Ariel en el Palacio de Bellas Artes. Sin nervios, sin prisas, sin tenerlo escrito, pero con el corazón en la mano y las emociones brotando en su piel. Sofía Carrillo “Gracias a mi familia, que me dieron la vida, me vieron crecer, me dieron una educación y me hicieron la mujer quien soy, muy normal (risas). Por supuesto a mi esposo que me soporta. A todos los amigos que en el camino he podido compartir la pasión por hacer cine y me ayudaron a hacer a Prita. A mis abuelos, que cuando estaba chiquita me veían y creían en mí. A las instituciones, gracias a las cuales se obtuvo el apoyo para el corto. En especial para el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes y para la Universidad de Guadalajara. El cine se hace con colaboradores y sin ellos habría sido imposible hacer todo. A los músicos, a los editores, a todos los que aportaron su talento para que todo quedara de la forma que fue. Sin ellos no hubiera gustado tanto. Gracias a la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. Se me olvidó decirlo, las gracias, durante la ceremonia porque estaba super nerviosa (risas).Ha sido difícil para ellos sobrevivir recientemente y es padrísimo que se reúnan todos aquellos que levantaron nuestro cine en estos últimos años, han hecho que siga adelante con una pasión enorme”. Samuel Kishi “A todo el crew. A la Universidad de Guadalajara, al Consejo Estatal para la Cultura y las Artes. A toda esa gente y amigos que creyeron en nosotros, que sin ser parte de la producción, nos ayudaron, pusieron su granito de arena. Es su proyecto también. Olivia Reyna, la fotógrafa; Rebeca del Real, la diseñadora de producción; Alex Briseño y Lorena Ruvalcaba, los productores; Jordi Capó, el editor; mi hermano Kenshi que hizo la música; a toda la gente de la Colonia Atemajac. Todos ellos porque creyeron en el proyecto y en mí. A quienes a pesar de las dificultades y el poco dinero, pusieron su corazón en Mari Pepa. La verdad, no me caben las palabras para describir mis emociones, toda la gratitud y la felicidad que siento”. Temas Cine Cine Mexicano Premio Ariel Lee También La Fiesta está por comenzar en el Apertura 2024 ¿Cómo le ha ido a Chivas con los técnicos españoles? 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